sábado, 17 de octubre de 2015

Saliendo del closet...

Este blog lo escribí hace bastante tiempo, pero por una cosa u otra, se quedó en el tintero. El tiempo ha pasado y las condiciones han cambiado, pero la verdad, creo que es una realidad que muchas vivimos (o hemos vivido), de una forma u otra cuando se viene al extranjero.

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Desde hace varios meses he estado retrasada... No, ni me estoy poniendo escatológica, ni estoy dando información personal... como tampoco estoy afirmando posibles embarazos. Nop
   Me refiero a que he estado retrasada en la entrega/ posteada de este blog. Por lo cual me disculpo sinceramente. Muchos a lo mejor se habrán preguntado la razón de esto... otros a lo mejor creen que es por floja (pereza) y otros muchos tantos... No les importa en absoluto mis razones. Pero aunque a lo mejor no cambie mucho el contenido, el estilo, ni las reacciones de quienes me hacen el favor de leer, he decidido hacer este post.
   Después de pasar un tiempo pensándolo, confrontándome a mi misma sobre mis introyectos, mis miedos a las burlas y al qué dirán, hoy he decidido salir del closet...
   No, espérenme, no es ÉSA salida del closet, no me estoy declarando lesbiana (digo, no tiene NADA de malo asumir que uno o una es homosexual), sino a salir a la luz con la verdad... MI veldad, digo VERDAD (ayyy tampoco soy Niurca, ni Juan Osorio).

   Desde hace meses, he ido viviendo en una forma ridículamente insignificante a lo que ha de vivir una persona que se sabe homosexual. Repito, ridículamente insignificante, porque lo mío no es ni con mucho, comparable a la represión, la falta de aceptación y el sufrimiento que muchas personas personas homosexuales han vivido y SIGUEN viviendo, cuando comprenden sus orientación sexual. Pero en esa minúscula comprensión, ahora puedo decir que entiendo la tortura que debe ser salir del closet.

   Estos meses han sido enfrentarme a MIS propios introyectos (dígase a lo que he aprendido y lo que he asumido de lo que DEBE ser), al miedo, SI, MIEDO, al qué dirán, a creer que se decepciona las expectativas mías o las de los demás. MIEDO a la burla, la sorna, la risa. A que los demás me señalen y me digan nombres...
   Hoy he decidido decir ÉSTA soy yo, le guste a quien le guste, pero más importante, ASUMIRME, duele y da miedo, pero como  mi madre siempre me dijo: 
-Alba, esta vida no es para cobardes.

Mi declaración puede parecer simple y acaso bastante TONTA para más de uno:
   Desde hace meses he estado trabajando para empresa que vende artículos electrónicos por internet, donde soy una empacadora.

   Ok, como dije antes, no es el fin del mundo, no es como que he declarado haber matado a Colosio (político asesinado), ser el pecado de Oyuki (telenovela muy vieja y famosa en México)o haber sido quien robó la cadenita de Cármen. NO, no soy Bea o Betty la fea, porque hasta eso, no canto tan malas las rancheras (como dirían en mi rancho). Pero es algo que no me atrevía a decir abiertamente, por lo que luego les voy a comentar...

   Y antes de seguir con mi salida del closet,  les contaré algo que recordé:
   Tiempo atrás, cuando todavía vivía en mi rancho (en México), salía a caminar en la mañanas, como parte de mi régimen de ejercicios,(que buena falta me hacen ahora).
   Mientras caminaba, me di cuenta de que en las calles había piedras grandes, redondas, como esas que venden para decoración de los patios o entradas de las casas (y que estuvieron muy de moda).
   Así, como en mi tierra lo que sobra son ríos (11 ríos, para 18 municipios), las piedras de río son... comunes. Pero bueno, allí estaba yo, viendo las piedras y de pronto levanté una, grande, pesada (ok, como 2 kilos, digo, tampoco me iba a desardillar levantando un peñasco).
   Me decidí que a la vez que iba a caminar, recolectaría piedras para arreglar la entrada de la casa de mi madre. Situación que sería de lo más económica (ya que no tendría que comprarlas), a la vez que me ayudarían, ya que las usaría de pesas para hacer ejercicios de los brazos mientras caminaba.
   Todo iba bien, hasta que me encontraba otra gente caminando o manejando sus carros... Me veían... pues si, como a una loca. Digo, ¿quien, en su sano juicio, anda por la calle cargando una piedrota? Por lo que de allí desarrollé la teoría de la piedra:

   Los problemas son como las piedras: TU decides levantar la piedra, TU sientes el peso, mientras que los otros, TODOS piensan que tu piedra (tus problemas), son una estupidez que se arregla tirándola lejos.
- Ayy ¡No tienes que estar triste/enojada/preocupada!- Es lo que dicen, sin darse cuenta que cuando comentan ésto, están ninguneando tus sentimientos.
 Y como cualquier problema, cuando lo tienes en las manos te preguntarás: ¿Y ahora qué hago con ésto? Como las piedras, pueden hacerte caer, ser pesadas y cansarte a cada paso que das. Pero ese mismo problema puede ayudarte a CRECER, a ser más fuerte y construir algo mejor, mucho mejor...

    Yo dejé una buena colección frente a la puerta donde vivía y a la fecha, mi madre sigue levantando piedras para terminar el jardín. Así, cuando queremos llorar porque los problemas nos agobian, le recuerdo que ÉSA ocasión es SOLO una piedra y que las piedras de su jardín AHORA se ven preciosas.

    ¿Por qué traigo a colación esta historia? Porque callar que trabajaba de empacadora ERA mi piedra, la que he cargado y que quizá más de uno dirá: ¡QUE ESTUPIDEZ preocuparse por algo tan ridículo! Sí, muy probablemente tengan razón, pero por ESO era MI piedra, no la de ustedes. Y hoy me he decidido a dejar esa piedra a un lado del camino, ya crecí, por lo que no la quiero más.

   ¿Por qué? Aunque parezca sencillo para más de uno, dentro de mis planes, cuando vine a vivir a Holanda, NO estaban los de trabajar en un empleo que no requiere conocimiento alguno de lo que pasé años estudiando. Si, YO, la profesora universitaria se enfrentó a la disyuntiva que más de una(o) nos encontramos: seguir en casa o ser subempleada...

   Ok, debo decir que ambas opciones no fueron lo que soñé pasar cuando era pequeña y estaba en la escuela primaria o secundaria, o preparatoria o universidad... o la maestría. Pero aquí estoy.
   Y aunque más de uno(a) me acuse de ser pesimista, amargada, malagradecida, etc, etc. cuando estuve horas y horas estudiando el idioma en el curso del ayuntamiento, mi idea fue siempre llegar a un buen nivel de holandés y conseguir un trabajo en el área que había estudiado. No en tener un trabajo de salario mínimo, con jornadas laborales que piden más esfuerzo físico que intelectual.
   Mis estudios y mucho menos mi historia han acabado, por lo que cada día sigo adelante, tratando dar lo mejor de mi misma. Pero no voy a pretender que no me cuestioné a mi misma qué estaba haciendo en Holanda, cuando en mi propio país ya había construido una carrera, una reputación y una vida que me gustaba y enorgullecía mucho. Pero aquí está mi amor, así como la persona con la cual decidí emprender un futuro, futuro que nadie dijo que iba a ser sencillo.

   Ahora me enfrento a ser tratada no sólo como alguien que aún no habla correctamente el idioma, sino como alguien tonto y retrasado que apenas merece la atención de los demás. Como dije, la historia no ha acabado, cada día me levanto y trato de mejorar. Mejorar en mi trabajo, porque siempre he dicho: si te rentaste por un peso, sé la mejor trabajadora que puedes ser, sin importar el pago.

   A la fecha, algunas de las compañeras del empleo me ven como si estuviera loca, ya que me la paso pensando o diseñando formas de eficientar mi trabajo, ser más rápida y cansarme menos, pero también les extraña que sonría y me porte feliz. Sí, hay días que me derrumbo, pero después de llorar un rato, recuerdo que toma la misma energía ser feliz o sentirme mal, por lo que al día siguiente, pinto una nueva sonrisa mientras pienso, vengo de una tierra de luchadores, por lo que ¡YO puedo!
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   Como dije en un inicio, la situación cambió, ya que, cuando mis empleadores debieron decidir si darme un contrato fijo o dejarme ir... Me dejaron ir. Todo bajo el argumento de que no había trabajo (raro, porque yo llegué a trabajar un promedio de 43 horas semanales), así, dejé de trabajar.

   Tras muchas experiencias que quizá luego les cuente, decidí que, si quería un empleo mejor, debía trabajar más mi dioma, por lo que me inscribí y cursé un año más de Neerlandés. Y a relativamente poco tiempo de que terminé, me encuentro otra vez luchando por abrirme un espacio en el mercado laboral Holandés

viernes, 9 de octubre de 2015

Al país que fueres...

   Mientras escribía el blog de Los holandeses no le echan huevos, salió a la luz (dígase que YO hice consciente) una situación que estuvo muy dentro de mi durante los 5 años que he estado por estos lares. Y agregaré que se encontraba tan dentro, que ni yo misma me había dado cuenta de que existía, hasta que me puse a discutir (conmigo misma, claro) sobre la tradición de desayunar huevos.


¡Adaptarse o morir!
    Creo que ya olvidé cuántas veces me han dicho la frase de que: "Al país que fueres... haz lo que vieres" , la he escuchado tanto por gente que está por acá y que emigró a Holanda muuuucho antes que yo, también por amigos, parientes y hasta conocidos, así como por la sarta de gente que, como dicen en el rancho, ni vela tienen en este entierro. Una y otra y otra vez...
   Al punto que se vuelve una especie de mantra que tratas de aplicar en tu vida diaria. NO, no todos lo hacen o la verdad, no sé si lo hacen, lo que sí sé es que YO lo hacía y por eso lo comentaré.

   Como escribí en el blog anterior:
 - ¿Cómo vas a creer que se desayuna huevos?- Fue la pregunta de mi marido. Y siguiendo los consejos de "Al país que fueres haz lo que vieres", guardé mis recuerdos en un lugarcito de mi corazón. Así, los huevos fueron erradicados de mi dieta... hasta nuevo aviso.

   Lo que me saltó y asustó cual gato en la obscuridad, fue que, en pos de adaptarme a este nuevo país, fui eliminando costumbres de mi país, de mi rancho y de mi propia familia, sólo porque iba en contra de ese bendito "Proceso de integración".

   ¿Que por qué uno hace ésto? o ¿Porqué YO hice eso? (Cada inmigrante hace como quiere o puede, definitivamente) Porque si, desde antes de que salgas del rancho ya te andan diciendo que DEBES hacer y comportarte como el sitio al que vas, no queda mucho espacio (o al menos yo así lo ví a veces) para las tradiciones que tu tenías. Pero es más que eso (a veces), es la sensación de que si no haces como los demás, vas a traicionar o boicotear tu proceso de adaptación
Pocahontas y su hijo Thomas Rolfe

   Y cuando navegaba por eso del internet, hasta encontré quien dijo que ya sea que te conviertes en la Malinche o en Pocahontas, mientras que en la página de Facebook de Mexicanos en el Mundo, hubo quien me acusó de FALTARLE el respeto a mi marido, su familia y hasta sus costumbres (Tan cierto es lo que digo, como el haber sido expulsada de dicha página tras publicar los blogs sobre el uso de uno o dos apellidos).
¡¡¡Ayyy no me vengas a contar!!! Hora resulta que, porque estás orgullosa de tu pasado o porque ¡demonios! extrañas los que hiciste prácticamente TODA tu vida, te vas a volver según su libro, en una versión distorcionada, lavada y sanitizada (dígase que se le quita todo lo "peligroso" de ir contra los conquistadores) de una mujer que luchó (o al menos, así dicen) por su pueblo....

   Pero cuando andas por estos lares, sola como la luna y con descripciones como la de la mencionada "escritora" y la de quien critica sin haber pasado por este largo y duro proceso de adaptación, su "verdad", puede hacerte dudar (o cuando menos conmigo lo lograron), hasta el punto de hacerme sentir culpable por el dolor que yo sentía. Debía hacer como en el país que estaba.


   Extrañar duele, claro que duele y quien les diga lo contrario ¡MIENTE! duele callar lo que te brinca tanto adentro, cuando dices: achis piachis! ¡Ora si que estos güeros están zafados del cerebro! Pero que te repiten otra vez, al país que fueres, haz lo que vieres...
   Pero hacer lo que vieres te hace extrañar lo que fuiste. NO, no quieres ser la misma persona que eras antes (porque simplemente no se puede), pero el ser humano es un animal de hábitos y quitarlos sólo porque sí, es quitarte parte de quien eres.

   Más de una vez me ha tocado que algún holandés, tras escuchar que estaba hablando en español (y hasta en inglés), sin el menor de los empachos (y sin haber sido invitado a la conversación) nos han dicho:
-Nederlands! Je moet Nederlands spreken! - Para quien no entienda, dicen ¡Holandés!¡Debes hablar holandés!. 
    Un dato curioso es que he visto algunos holandeses que les gusta mucho las tradiciones latinas, algunos tratan de aprender el español y comen más picante que cualquiera en México. Pero igualmente he visto (y me han comentado) que cuando varios holandeses se van a otro país (por ejemplo a España, tras la jubilación), se agrupan IGUAL que nosotros los latinos, a hablar SU idioma y seguir SUS costumbres, sin el menor de los inburgering (integración).
-ahhhh! ¿Verdad que no es lo mismo ir atrás que en ancas?- 


  Por otro lado, hay los que dirán, que no se deben dejar las tradiciones de tu país, porque como dirían:
-Pues si así te conocieron, por qué debes cambiar?

Pero como dije anteriormente, a veces, uno no se da cuenta de que lo está haciendo, en tanto vas en pos de lograr integrarte a una sociedad que a veces puede ser cerrada, muy cerrada. ¿Fue mi propia culpa (o responsabilidad) dejar mis tradiciones? Claro que lo fue. Pero a mi favor diré que es difícil medirle hasta dónde debes ceder y hasta donde NO.

   Adaptarte y mantener tus tradicones se vuelve un estira y afloja que me recuerfa el chiste del changuito que pasó la noche con la jirafa. Al día siguiente, cuando los otros animales lo vieron todo ojeroso , todos creían que era por la maravillosa noche que había pasado, pero el changuito les dijo:
- ¡Para la noche que pasé! Entre bésame la boca y agárrame las nalgas ¡Se me fué TODA la noche!


   Ahora, después de mucho estire y afloje, he de decir que hemos ido llegando a un punto medio, que como buena balanza a veces se hace más hacia un lado que hacia el otro. Al punto de que algunas cosas mexicanas le salen mejor a mi marido, que a mi, por ejemplo, las tortillas de harina de trigo. Las ha hecho más veces que yo y ahora tanto la forma, textura, como el sabor, son mucho mejores que las mías (Y a las pruebas me remito!)
Tortillas hechas por mi marido holandés
   Eso si, cuando mi marido hace tortillas, YO debo hacer picadillo, para armar tremendos tacos (con cebolla curtida y toda la cosa), así no le molesta seguir preparándolas (sin mencionar que lleva de lunch al trabajo unas quesadillas)

   Igualmente, para un día que celebramos el 15 se septiembre (independencia de México) en casa de mi amiga María, con un grupo de mexicanos, mi marido preparó unas empanaditas de cajeta (dulce de leche de cabra). Donde él hizo desde la cajeta hasta la horneada de las benditas. ¿El resultado? que todos los presentes nos relamíamos los bigotes de lo ricas que salieron y que han seguido preguntando por ellas cada que se realiza una reunión.

Al final, queda en cada quien el retomar, mantener o mezclar sus tradiciones, aunque te digan que, al país que fueres...

jueves, 1 de octubre de 2015

Si conmigo subes, conmigo bajarás, porque no estoy hecha para nada más...

¿Ya adivinaron la respuesta de la adivinanza? Pues si, se trata de La Escalera.

Cuando, años atras, llegué a Holanda, todo era nuevo, hubo que ir probando cosas que nunca había visto en mi vida y tuve que enfrentarme a cosas que quizá me fueran cotidianas...
Con el corazón desbocado y las maletas en las manos, pasé por la puerta de lo que sería, mi nuevo hogar, el sitio en el cual viviría a partir de ese momento.
   Ventanales grandes y espacios abiertos (sala, comerdor, cocina). Con el tiempo, vería y comprendería que así eran las casas en Holanda (Cuando menos las fabricadas los últimos 100 años). No habían canceles en las puertas, ni en las ventanas como en mi rancho, cosa que me gustó enormemente.

Todo era lindo, lindo, lindo... hasta que llegó la hora de ir a dormir... Allí estaba, viéndome con ojos asesinos, implacable: la escalera.
No, no me he vuelto loca (ok, lo estoy, pero eso no es novedad), simplemente, tuve que enfrentar una característica bastante "Común" de este país: Escaleras que dan horror. Y dan horror por lo increíblemente inclinadas y pequeñas.

   Ya sé, seguro están diciendo que soy una exagerada y que soy una mariquita uyuyuy (Que me queo de todo), pero créanme que no es así, la cosa estaba de miedo (y lo sigue estando).
Si están pensando que estoy pidiendo unas escaleras como las de la película "Lo que el viento se llevó"... déjenme sacarlos del error (que en este caso sería horror).

NADA! de pronto me topo con unas escaleras increíblemente estrechas y empinadas, MUY EMPINADAS, tanto que en un escalón ni siquiera cabe mi pie completo.
   Antes de que digan que calzo del Patorce y medio (dígase zapato de Payaso), he de comentar que mi talla de zapatos es mucho más pequeña que el de la mayoría de quienes miden 1.70 mts (24 cm de largo), por lo que sí, si puedo decir que los escalones son increíblemente pequeños.

 Porque a lo mejor uno sube cual si fueran las pirámides en Palenque (Chiapas), agarrándose de los escalones de enfrente
Ya que éstos fueron pensados para que fuera imposible darle la espalda al templo mismo.

¿Pero la bajada? Uyy, Allí sí que los quiero ver! Sólo de la vista hacia abajo, servirá para tener un ataque de vértigo


Hace unos años vinieron de visita a la casa unos familiares y mi tía me pidió usar el baño ubicado en la planta alta. Cuando le mostré las escaleras sólo se escuchó la aspirada súbita de aire, mientras me miró como si preguntara dónde estaban las cuerdas de escalar. Nada, si quería subir, debía hacerlo en escalada libre, sin cuerdas.
¿¿Forma de subir al siguiente piso en Holanda??

Después de un rato, escuché que me llamaba preocupada
-M'ija, y ahora ¿Cómo le hago? No me animo a bajar.-Sus ojos me mostraban que, a menos que le diera un empujón para que cayera rodando, ella no iba a bajar por ningún motivo.
-Pruebe girar y bajar las escaleras de reversa- atiné a pensar, recordando que a veces así bajaba mi madre las escaleras de las pirámides en Montealbán (Oaxaca).
Y bueno, ésa fue la única forma en que la convencí, sin tener que llamar a los bomberos para que la bajaran cual gato en la punta de un árbol.
¡AYUDA! ¡Escaleras holandesas!
   Y si el hecho de que las escaleras poseen una inclinación que le quita el hipo a cualquiera que no sea holandés, además, llegan a incluir al reto de poner una puerta EXACTAMENTE donde la escalera termina.
 ¿En qué cabeza cabe hacer tal cosa? podrán ustedes cuestionarse. Pues bueno, en la cabeza de los holandeses, quienes hacían eso para evitar que el calor de la sala (zona de estar) se escapara por las escaleras a la parte superior de la casa (Ya que el aire caliente tiende a subir).

Durante las renovaciones que tuvimos que hacerle a la casa, se incluyó el recibidor y la zona de las escaleras. Mi marido y yo acordamos que las escaleras no darían directamente a la entrada, sino que había que entrar primero a la zona de estar.
   A la hora de diseñár, mi marido me planteó una situación como la de la foto de arriba: Puerta inmediata a las escaleras.
- Noooo, a mi me dejas un pasillito de al menos un metro- Respondí tajante
-Pasillo? Para qué quieres pasillo- Preguntó mi marido, quien como buen holandés veía eso como desperdicio de espacio.
-Para tener en donde aterrizar en caso de caerme por las escaleras y así no terminar como mosca en parabrisas si llego a rodar por esos horribles escalones!-Digo, no deseo darle más oportunidades a romperme el cuello en tal situación, más si toman en cuenta que las escaleras no cuentan con una zona de descanso. Dígase el espacio en donde, en caso de dar el mal paso, aterrizas a la mitad.
   Y así se construyó, con pasillo y la puerta a un lado.

   He de comentar que con todo y que bajo las escaleras cual gato que van a meter a una tina llena de agua, ya me he ido de nalgas dos veces. DOS.
   En la última vez tuve una plática seria con la escalera, porque ya me tenía harta:
-Mira desgraciada, ya van dos que me haces esto, no pienso pasarte más, donde me vuelvas a hacer caer- Puse mis ojos más amenazadores- Te prometo que hacemos cambio de escaleras, aún cuando mi marido se niegue- Porque ya había sido tema de discusión con el mariado (digo, marido).
   Y bueno, parece que la muy móndriga captó la idea, porque nunca más ha pasado. Aunque he de decir que bajo las escaleras en una combinación de ancianita horrorizada y garrapata en perro flaco.
   ¿Mi marido y los holandeses que vinieron a arreglar lo eléctrico? Ellos las bajan en tropel, como si no hubiera el menor de los problemas.
- Ayyy, seguro se trata sólo de tu casa- Han de pensar ustedes. Pues no, resulta que cuando fui a la casa de mi suegra, con todo y que su escalera era de caracol, los escalones son más espantosos que los de metal que ponían antes en las azoteas!

    Tiempo después, fui a casa de mi cuñado y las escaleras ¡Eran más pequeñas que las de mi casa! ¡Argggg! ¿qué se trata de una perversión de los holandeses? Pues parece que si, que como las casas normalmente eran muy angostas, no se "desperdicia"espacio en escaleras, mucho menos en descansos.
   Y es que, aún en casas grandes o granjas, las escaleras seguían con esta idea. Ok, el palacio de los Reyes seguro que tendrán más de una que te deja sin aliento, pero si la casa es relativamente vieja (o no ha sufrido de renovaciones), las escaleras son de dar miedo.
Escaleras del Palacio Het Loo
   SI se preguntan si uno se acostumbra... hasta cierto punto. Pero eso no quita que, cuando vemos un programa de gente que busca casas en Holanda, una de las primeras quejas que se escucha son LAS ESCALERAS!