sábado, 18 de octubre de 2014

¡¡¡La vieja exagerada!!!

Esta semana mi vida ha girado sobre una sola cosa: Un dolor de muelas.

   Puede ser gracioso como, tras algo tan pequeño como un diente, el mismo mundo parece perder color y detalles de todo lo demás. Y digo puede ser gracioso, de no ser que quien está pasando las de Caín soy yo. 
   Primero, porque casi al pie de la letra de la ley de Murphy (ok, la ley de Johnson y Laird): Los dolores de muelas SIEMPRE empiezan los viernes por la noche. En mi caso, viernes comenzó un ligero malestar... el dolor, DOLOR, atacó traicionero, cubierto por la obscuridad de la noche, el sábado, mientras estaba en casa de unos amigos.
   Ahora bien, antes de que se me acuse de ser mariquita uyuyuy (vieja quejumbrosa), he de comentar que ya he pasado algunas endodoncias (extracción del nervio del diente), una de ellas realizada por un seguidor del Marqués de Sade, sin que yo tomara más allá de un ibuprofeno cada 8 horas, por lo que creo saber de dolor... hasta esta semana.
   Lunes, a primera hora llamé al dentista más cercano a mi casa, quien trató a mi marido rápido y prácticamente indoloro, según me dijo él. 
- Lunes no hay consulta del dentista, sólo hay higiene dental.- Dijo la asistente 
   ¿En serio???? digo, ante la ley que les acabo de decir, me parecería lo más lógico (y bueno para el negocio de todo buen dentista) el atender los lunes, en específico, las urgencias. Digo, algunos llevan esperando un par de días con tremendo dolor... Pues nada, luego dice que "SI QUIERE, le hacemos cita el martes a las 8:50" ¿Tan temprano? Ok, por mi no hay problema.
   Desvelada porque el dolor no me dejó dormir (salvo un par de horas cuando recién tomaba el analgésico), llegué a tiempo a la cita. Después de un rato, la asistente y el dentista salen curiosos a verme.
- ¡A ver al cine! ¡Y para hacerlo hay que pagar!- fue lo que pensé ante las miradas.
- Usted es la española- dijo la asistente. ¡Mexicana! es lo que pensé para mí, pero luego recordé que si Española es exótica, mexicana es... impensable.
   Cuando me hacen pasar, la asistente y el doctor me dicen: Parece que hubo un problema en el sistema, porque su cita no se registró, así que tengo otro paciente. ¿Puede venir a las 3:30 de la tarde, hoy? 
   Bueno, el dolor de muelas en ese momento no era grande, por lo que la paciencia aconsejó: sí claro. Digo, no es como que agarro un cepillo de dientes y los amenazo de muerte para que me atiendan. Por lo que regresé horas después, no sin antes comentarle al dentista que estaba allí porque tenía dolor.
   A la hora pactada, las dos asistentes del dentista salieron a verme. Una de ellas me hizo pasar para decirme que OTRA vez, que el sistema no me tenía registrada, pero de todas formas, entre las dos, "solucionaron" el problema, anexándome a la cuenta de mi marido. 
   ¿Perdón? YO pago un seguro por mí, no es que sea un seguro familiar pagado por él, entonces no entiendo por qué YO no puedo tener mi propia cuenta,dígase que para acceder a mi historial, debo decir la fecha de nacimiento de mi marido y su nombre... 
- Raro- Es lo que pensé.
- Haré el control general- Dijo el dentista- Comentó en la mañana que tenía dolor
- Si, se trata de la muela del juicio.- Expliqué en lo que me acomodaba para ser atendida.
   Creo que tardé más en sentarme que él en meter sus manos en mi boca, picar aquí, picar allá (¡malvado, se aprovechó de que yo estaba desprevenida!), sacar dos radiografías, una del lado que me dolía y otra del lado contrario (¡Hombre! ¡olvídese de la otra muela que esa no tiene nada, sólo quíteme el dolor!). Para después sacarme del asiento mientras decía: - Cita para el viernes.
- ¿VIERNES?- Es lo que pensé -¡Calma alba! va a darte algo, no te preocupes- pensé. Pero así, sin más se da la vuelta para arreglar el sillón.
- Oiga, pero ¿Sigo con Ibuprofeno y Paracetamol intercalados? porque de otra forma no aguanto el dolor.- Esa fue mi treta para que supiera que estaba tomando muchas pastillas y que allí el debía recetarme UNA sola, pero capaz de tumbar a un caballo.
- No le puedo decir qué le pasa hasta que vea las radiografías.- contestó algo molesto.
   A ver, que yo no pregunté qué tenía, sino que deseo quitarme este dolor que ya me trae loca. Pero bueno, no es prudente pelearte con quien va a trabajar en tu boca con jeringas y artículos punzantes.
- Ok, pero entonces ¿sigo con el ibuprofeno y Paracetamol?, porque tengo mucho DOLOR.- Se nota que estoy tratando de ser clara, no fuera a decir que mi holandés no era entendible.
-No, tome sólo el ibuprofeno cada 8 horas.-
-¿ 600 ml. de ibuprofeno cada 8 horas? ¿Untado en los pies? Porque va a hacer el mismo efecto que vía oral. Fue lo que pensé.
   Estaba tan sorprendida de todo lo que pasó que simplemente salí del consultorio pensando que ese doctor estaba completamente loco si creía que yo iba a poder pasar otros 3 días con menos analgésicos de los que estaba tomando hasta ése momento.
   Luego recordé lo que les conté sobre recibir medicamentos cuando se tiene una gripa: simplemente te recetan un mugriento paracetamol (o en algunos casos, ibuprofeno) y con eso, hasta una herida de bala se arregla.
   ¡Algo me dice que el Santo Patrono de Holanda es San Paracetamol de los dolidos o la virgen del bendito Ibuprofeno! porque según los doctores, con una raquítica pastillita y quizá una veladora, piensan que todos los males de este mundo se arreglarán.
   ¿Vieja exagerada? Hace tiempo, mi marido se atrapó un dedo con las puertas de un elevador industrial mientras trabajaba, el pobre, después de aguantar cuanto pudo, fue con un dedo morado y completamente inflamado a urgencias. Allí le sacaron radiografías para descartar una fractura del mismo. Luego, simplemente picaron la uña para sacar la sangre aprisionada y lo mandaron a casa
-Si duele, tómese un paracetamol cada 8 horas- Y vamos para afuera de la sala de emergencias.
   Cuando lo vi en la noche, casi estaba revolcándose del dolor, porque el paracetamol simplemente no servía. Por más que insistí, mi marido no quiso regresar a la sala de emergencia a pedir un analgésico más fuerte. Pero bueno, eso es tener fe a un medicamento ¿no creen?
   Eso sí, uno se queja del servicio dental y médico de nuestros países tercermundistas, sin embargo, es en estas experiencias, donde creo que no valoramos completamente lo que tenemos.

   Así, debía aguantar con mi calvario... hasta el viernes. Pero una cosa es lo que uno se propone y otra muy diferente lo que un dolor de muelas puede hacer. Además, pensé, a ver si el viernes no me sale el desgraciado conque tengo infección, por lo que sólo puede darme antibióticos y esperar a que se me quite lo que tengo (porque el absceso ya abrió), no me vaya a infectar peor si hace tratamiento del diente.

   En la noche del martes, sentada frente a mi computadora, trataba de chatear con mi madre, intentando olvidar el dolor que ya me estaba desesperando.
- ¿Por que no te pones compresas calientes?- fue la sugerencia de mi madre, después de descartar el remedio de clavo de olor (ya lo había hecho más de 2 veces y ni el sabor le sentía por tanto dolor).
   Así, tomé una de esas bolsitas rellenas de líquido transparente que venden para calentar las manos en el invierno. Esas que tienen algo como una monedita que al presionarla, cambia a un color blanquecino, endurece y ¡se calienta a unos 50 grados centígrados!
   Pese a que son más bien para cuando estás en la nieve y andas con manos heladas, yo lo he usado normalmente para dolor de espalda, cuello y ahora, de dientes.
   Ante la necesidad de que las bolsita se mantuviera en su lugar y que yo pudiera seguir chateando con mi madre, decidí ponerme una pañoleta alrededor de la cabeza, muy a la vieja usanza de los abuelos...
¡¡¡Ahora entiendo por qué lo hacían!!!
   ¡Divina que me veo! Fue lo que le dije a mi madre, cuando me vi al espejo. Pero bueno, si eso me quitaba el dolor, nada me importaba verme como musulmana sacada de las mil y una noches. Mientras mi madre estaba a las risas ante la foto que me tomé con el teléfono celular (móbil). 
   Platicando, le dije a mi madre que mi marido había salido a su práctica de saxofón. Quien toca en una orquesta amateur del pueblo donde vive su madre. Por lo que estaba preocupada de que fuera a regresar a la casa de improviso para encontrarme con el amarrado a la cabeza.
-¿Pues cuál es el problema? No seas vanidosa- Mi madre me regañaba
- Nooo, si no es ser vanidosa, sino que me da miedo que entre a la casa y no me reconozca con el trapo alrededor de la cabeza. Digo, no vaya a creer que soy algún terrorista talibán y me vaya a agarrar a golpes con el palo de la escoba!- 
   Yo no paraba de reir ante la imagen mental de mi marido corriendo por la escoba para agarrarme a golpes cual piñata de posada navideña. Digo, con el nudo de la pañoleta en mi cabeza, seguro que me veía como piñata de la Hello Kitty. Y con el bendito bozal alrededor de la cabeza, no iba a poder abrir la boca para decirle que el terrorista Talibán no era otra más que su esposa.
- ¡Y es que después de dos palazos, seguro que me va a sacar el relleno!- En esos momentos daba dos carcajadas y un lamento por el dolor de la bendita muela.- Eso sí, ¡En una de esas le atina al diente y me saca de este problema!
- Ayyy mujer, es que ni a tí te perdonas con las bromas!- Reía mi madre.
- ¿Perdonarme la broma? Si con más razón me río.- Quejido, risa, quejido de mi parte
   La verdad es que sí, ante cualquier problema, podemos optar por sentirnos mal o por reir y la verdad, riendo se pasa mejor el tiempo.
- Lo peor de todo- Le dije a mi madre- es que cuando lo cuente, van a decir:¡¡¡Ayyy la vieja exagerada!!!


lunes, 13 de octubre de 2014

Perro viejo no aprende truco nuevo... ¿O sí?

   Mientras leía las respuestas que algunas personas hicieron en las páginas del Facebook: Mexicanos en Holanda, Mexicanas en el extranjero, etc... así como los comentarios que tan amablemente han puesto aquí. Regresó a mi algo que, de vez en cuando, he estado escuchando (o leyendo) y que la verdad, me ha hecho ruido: La edad. Digo, quién no ha escuchado la frase: “Perro viejo no aprende truco nuevo” y aunque jamás pensé que me la dirían a mí, la frase llegó, para repetirse después de un tiempo... varias veces.
Me pregunto si mi paisano, César Millán (También de Sinaloa, por cierto) ¿Estará de acuerdo con esa frase?
   "Los niños aprenden un nuevo idioma en 6 meses", es lo que dicen en las escuelas de idiomas de acá. Vale, vale, les creo (aunque una amiga venezolana me comentó que ha sido muy difícil para sus pequeños a más de un año de andar por acá), LOS NIÑOS.
   Pero de allí a que quieran, esperen y casi, casi te obliguen a repetir la situación con adultos (dígase tú)... Me parece demasiado. ¿Acaso por haber vivido demasiados años sobre estructuras/lógicas o gramáticas (como gusten llamarlas) durante demasiados años? No lo sé, pero no podemos ignorar la dificultad en aprender idiomas cuya lógica en el orden de las oraciones es diferente a las nuestras. Más si buscan enseñarte un idioma sin nada de gramática o referencias. Los adultos estamos acostumbrados a ver y entender el mundo en base a ciertas estructuras (una de ellas, la gramática), por lo que soltar simplemente lo que te ha tomado años entender no es tan sencillo, como tampoco repetir simplemente cual perico hasta que "aprendes". Al menos, no para mí.

   Pero dejando de lado esa dificultad, que no imposibilidad, afirmar así como así que después de los treinta, cualquier intento es más bien vano “Porque el cerebro ya no aprende”, fue la explicación.
-Ayyyyy ¡No m...e vengan con esa!-
   Tenía más de 30 años cuando comencé a estudiar francés... y lo terminé. 34 años, cuando comencé alemán (e hice 2 años) y ahora 40 cuando comencé con el holandés, por eso digo no, no y no, perro viejo sí aprende truco nuevo.
   El cerebro aprende, sin importar la edad que se tenga, está diseñado para hacerlo, sin importar lo que los demás digan. Ésa es la parte maravillosa de esa parte del cuerpo. Y donde pierde la fuerza, que gane la maña, dice mi madre.
   ¿Entonces? Se trata de que NO podemos o... ¿se trata de que aprendimos lo bonito que es no esforzarse? Digo, porque aprender, cansa (y mucho). O de plano es de “Repite una mentira mil veces y se volverá verdad” ¿Acaso nos hemos repetido a nosotros mismos lo del perro viejo suficientes veces para así creerlo?

   Cuando llegué, no era lo que podemos llamar, una florecita del campo primaveral. A mis casi 40 años, con un buen repertorio de aventuras (de viajes, cosas vividas, malas mañas y gente conocida) y malas mañas (por qué no decirlo), tomé la decisión de migrar a Holanda para estar al lado de mi puchunguis (amorcito).
   Como siempre he dicho y al igual que muchas otras personas que lo hacemos, ésta decisión fue pensada muchas veces, en parte porque tú tienes y quieres hacerlo, ¿otras? Porque toda persona que se entere de tu decisión te lo va a cuestionar (créelo, hasta mis alumnos me lo llegaron a preguntar). “Todos los días se comienza” es lo que escuché de un gran maestro, el sexólogo José A. Aguilar, por lo que esa frase y el amor pudieron más que los argumentos en contra. Así. hice maletas y salté al precipicio.
   Las aventuras que he vivido, han sido montones (algunas ya las he ido contando, unas más vendrán luego, mientras que otras, se quedarán en el baúl de lo personal), pero entre inicio e inicio, el trabajo ha sido mucho, y repito MUCHO.
   A veces he escuchado el: "es que a ti te es más fácil". ¿Fácil? ¿En serio me ha sido más fácil? Este idioma (el neerlandés) me ha pedido horas, días, semanas completas de sentarme con mis libros, diccionarios, cuadernos y ahora, la computadora, para aprenderlo. Siendo sincera, después de escuchar a las chicas que están en Italia, pensé: chicas, no la tienen tan difícil; a las de Suecia: comadres, ahí la tenemos parecida; pero cuando alguien que estaba en China levantó la mano, yo pensé: Alba, a ella le tocó peor, así que no te quejes.

   Recuerdo la segunda Navidad que pasé al lado de mi familia holandesa. Yo ya tenía casi el año yendo a clases, por lo que, ante los ojos de ellos, yo YA tenía que hablar el idioma. ¿La verdad? No.
   Aún con el enorme apoyo que mi marido me brindó, el holandés me costó sangre, sudor y lágrimas (Literalmente), porque la escuela a la que asistía sólo robaba el dinero del ayuntamiento, mientras dejaba a los alumnos un año después, prácticamente con el mismo nivel del idioma.
- Es que tu ya estás vieja, por eso es que ya no aprendes- Fue lo que de pronto escuché decir a mi querida cuñada, cuando llegué a su casa.
   ¿Perdoooón? Digo, gracias por la flor, pero vino con todo y maceta! ¿o se trataba de darme apoyo para que siga adelante con mis estudios o de hacerme sentir mal? Y antes de que me digan que el comentario quizá se deba a que no le agrado, la verdad es que ella, así como su familia han sido de lo más dulces conmigo, por lo que no, realmente ella me estaba siendo holandesa: tan directa que te sacan un ojo, todo, claro, con amor. Y aunque no se quiera creer, queda allí, escondido, como piedrita en el zapato, para que te moleste cada que camines.
   Después de varios años, de estudio, descalabrada en el idioma, remontada y aprobada del examen del idioma, he escuchado la explicación de la edad en forma recurrente. Más ahora que regresé a estudiar holandés, porque mi nivel actual es, a mi forma de ver, deficiente.
   En el holandés, pasé de estar callada o preguntar si hablaban inglés, a un: “tu nivel es demasiado bajo”, que es lo que me dijeron cuando solicité de empacadora, por lo que me mandaron a buscarle para limpiar casas; con mucho trabajo alcancé el nivel: “Alba es tonta porque no hablaba bien el idioma” que algunos compañeros de trabajo decían, hasta que conquisté el “¿En serio tienes menos de 5 años de hablar el idioma?”, de cuando solicité el curso actual. Para los demás, es un buen nivel, ¿para mi? No es lo suficiente.
   Me ha tomado horas y más horas entender, comprender y responder en Holandés, tengo 5 diccionarios de uso continuo, 3 libros de gramática, 6 del idioma y cientos de horas en el internet para llegar... Y aún no llego.
   ¿Tengo el nivel para limpiar pisos? Si, ¿el nivel para trabajar empaquetando galletitas u otros productos? Si, también. Pero ahora soy YO (y no el gobierno de los Países Bajos) quien dice “No es suficiente”. Quiero una mejor casa, un mejor carro, un trabajo a la altura de mi capacidad intelectual... Y no me voy a quedar sentada, esperando a que me caiga en las manos o excusándome en que ya estoy demasiado vieja para aprender.
   He pasado el último mes, estudiando desde las 5 de la mañana (móndrigo insomnio), hasta las 8 o 9 de la noche (interrumpido por los quehaceres o la cocinada), estudiado hasta que me pongo a llorar, porque no entiendo o no avanzo tanto como me gustaría ¿y al día siguiente? Comenzar todo otra vez; porque no va a haber un idioma que me gane ¿Habría sido más fácil si mi comienzo hubiera sido a los 20 años? Quizá, pero los “hubiera” son sinónimo de “Te fregaste”, por lo que sólo queda tomar el libro y comenzar.. otra vez.

   ¿Un dato curioso? Que cuando llegué al salón de clases, me encontré una amiga mexicana (cuya edad pasa los 50 años). Ella, buscando también mejorar su holandés, se inscribió al mismo tiempo que yo. Ni ella, ni yo lo habíamos comentado , por lo que encontrarnos fue, una sorpresa agradable. Mientras, otra amiga (con ya 3 hijos), está ahorita ocupada con sus estudios de holandés, la licencia de manejar y estudio de administración, todo al mismo tiempo ¿su edad? Más de 30.

   Claro, cuando estamos jóvenes, tenemos más fuerzas y se nos va a hacer menos cansado o problemático el aprender, pero ¿acaso escudamos el dicho de “Perro viejo no hace maroma nueva” tantas veces que ni siquiera queremos intentarlo?¿Tú te lo crees?

sábado, 4 de octubre de 2014

Midiéndole el agua a los camotes...

   Hace unos meses (quizá ya el año), me tocó leer en las páginas del Facebook sobre el cuestionamiento que hacía una paisana acerca de regresar a México o no. Todo motivado principalmente por cuestiones económicas.
   La historia, para que comprendan, es la de una chica que llegó a vivir a Holanda con su pareja holandesa con toda la belleza del sueño "Migrar por Amor" (sí, tal cual el título de un blog). A su llegada, al menos él tenía empleo y con ésto, se podían pagar renta, comida y demás gastos de los dos.
   Cuando llegas a Holanda, todo es un "sueño", todo bonito, pero también difícil, porque llegar acá es como volver a nacer, todo es nuevo, con la desventaja de venir con tus estructuras del país de origen. Y mientras logras entender cómo se hacen las cosas, tu pareja es (en diversos niveles) el apoyo económico y moral para que tu estés aquí.

   Pero a esta pareja le llegó (como a muchos de nosotros) la crisis económica, porque aunque se esté en en un país "primer mundista", los salarios simplemente ya no alcanzan.
   La posibilidad económica que antes daba el salario de tu pareja, ahora puede verse en peligro ante los despidos que muchas compañías hacen, como forma de mantener las ganancias que antes tenían. Y como decían las abuelas: "Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana".
   La necesidad económica aprieta y afecta relaciones que a veces se mantienen con alfileres, trayendo consigo la gran pregunta: ¿Qué se puede hacer? Digo, si comenzar una nueva vida con alguien que comparte tus costumbres está difícil, hacerlo con un extranjero es mucho más.
   Más de uno me dirá, ¡ayyy mamita, si no está manca! ¡A moverse, que la casa pierde! Claro, trabajar es la respuesta lógica...
   Claro, nada es imposible y queriendo, hasta mover montañas se puede. Sí, trabajar es la respuesta, pero la cosa no es TAN sencilla y van a ver por qué: Todos los que llegamos a estas tierras (por pareja o matrimonio) estamos obligados a aprender el idioma e "integrarnos" a más tardar tres años y medio, al menos aquellos que el gobierno señala. Pero el nivel del idioma del examen imburgering e inclusive el Examen de nivel B1 son super-bajos.
   Y si me dicen ¿Cuál es el problema? Les diré: Traten de encontrar trabajo en un país con crisis económica (pocos trabajos, aumento de las exigencias a quien busca trabajo) sin el idioma... ¿Interesante, verdad?
   ¿Opción número dos? regresarse al rancho, digo, ¡de mejores lugares me han botado y ya ni me acuerdo! Se sabe que la situación está difícil, pero tienes más armas como para poder trabajar: tus estudios, gente que te conoce, etc. Pero tampoco es tan sencillo, porque en muchas de las ocasiones, hay hijos de por medio, lo que pone color de hormiga el asunto. ¿Otros? Ante años de tratar integrarte, piensas: Tanto esfuerzo y tiempo invertido para "simplemente regresarse"? No, pues no. Pero al final, allí está la opción.
   Así, sin saber qué hacer, la chica preguntó a la "familia postiza", dígase a los otros mexicanos que andamos por estos lares, que quizá comprendemos mejor ese "No saber qué hacer" y que nos juntamos, al menos, en el Facebook: ¿Buscar un empleo (con una enorme posibilidad de ser SUB empleo) o regresar al país de origen a intentar hacer la vida? Digo, porque algunas vinimos a pesar de YA tener un trabajo o profesión, que dejamos atrás "por amor" (o por lo que ustedes quieran, digo), pero que acá no nos lo reconoce ni nuestras parejas (a veces).

   Entre la información que brindó la chica, fue el reconocer que ella tenía poco, si no es que nulo conocimiento del idioma holandés. Lo que, para cualquiera es entender que la cosa se pone color de hormiga.
   Casi inmediatamente hubo quien sugirió los básicos de acá: Cuidar niños, poner el CV en páginas de expats, agencias de empleos en holandés... hasta que alguien dijo: No hagas lo que no aceptarías hacer en tu país... Y allí se prendió la mecha de los cuetes. Se armó el revuelo tan grande como fiesta del santo patrono de pueblo viejo.
   ¿Hasta dónde? bonita pregunta, ¿no? porque como dije antes, establecer una nueva pareja es difícil, donde sea que se intente y acaso sea más difícil en el extranjero, por lo que más de una vez, quienes estamos acá vamos a preguntar (creo yo, al menos una vez) ¿Hasta dónde le va a llegar el agua a los camotes?
   El argumento de quien dijo "No hagas lo que no aceptarías hacer en tu propio país" era: no se trata de sufrir, sino de evolucionar. En México también hay empleos. Claro, la crisis en nuestros países está canija, pero no imposible. Pero más allá de la existencia de empleos, creo que también está atrás, escondida, silenciosa y por tal traicionera, la vergüenza, así como la decepción de haberse esforzado (con estudios o trabajo) tanto, para subemplearse en un país lejano. Se viene con el sueño de una mejor vida, pero como otros paisanos (muchos en los Estados Unidos), para encontrarse conque hay que entrarle de lavaplatos, limpieza o empaquetado de productos.

   Por un lado saltaron los que preguntaron: ¿A qué tipo de trabajos te refieres que NO harías??? Del otro lado saltaron los que dijeron: Ningún trabajo es indigno. Y tienen razón, no lo es.
   Pero seamos sinceros, subemplearse puede llegar a causar crisis en uno. Por un lado, está el cansancio de un trabajo físicamente extenuante, mientras se ven los días, las semanas, meses y puede ser que hasta los años pasar... Te preguntas: ¿Es ésto lo que quiero hacer? ¿Es ésto a lo que vine? ¿Qué pasa si no hay más, REALMENTE quiero hacer ésto hasta la fecha en que pueda jubilarme? Claro que duele y duele más cuando recuerdas quien eras en tu propio país, mientras que acá eres uno más.
   Por otro lado, con el paso del tiempo, a veces te das cuenta que después de la jornada laboral ya no te quedan fuerzas, ganas o ánimo para agarrar un libro y estudiar. Porque, seamos realistas, la posibilidad de ejercer TU profesión o lo que a TI te gusta, sin tener el idioma es, prácticamente nulo. Por lo que estudiar, estudiar y más estudiar será la única respuesta. Pero estudiar por tu cuenta es muy pesado y altamente abandonado porque en parte no hay quien te explique (el holandés común no te sabe de gramática) y no hay quien te demuestre qué tanto vas avanzando en los estudios.

¿Un curso? El problema comienza conque la mayoría de las escuelas de idiomas SÓLO llegan a un nivel bajo del idioma, dígase para empleado de trabajos poco remunerados (ganas lo suficiente para no pedir apoyo del gobierno, pero tan poco que no te queda para nada más) y aquellas escuelas que SÍ te pueden enseñar a un buen nivel (B2), se encuentran en las ciudades más grandes (lo que significa gastar bastante en transporte) y cobran más de mil euros en colegiaturas (A lo que hay que agregar libros y el tiempo de ir a la escuela). Maldices cada que recuerdas cómo te mintieron al decir que tenías un "nivel excelente" de holandés... Excelente para limpiar pisos, porque sólo necesitas entender de dónde a dónde debes limpiar o qué es lo que debes hacer.
   Aparte (y aunque no debería, puede afectar), está en aceptar y hacer público que tienes un subempleo. ¡Ayyy Alba, que babosadas! Claro que lo son, pero como humanos TAMBIÉN nos preocupan las babosadas que NO deberían molestarnos.
   Como dice la frase, No eres tu, soy yo. No es que la familia, amigos, conocidos y hasta los enemigos vayan a decir algo. Al final, sus opiniones vienes "sobrando"... ¿Seguros? Me van a decir que si tienes Licenciatura o hasta Maestría, ¿no les va a molestar decir públicamente que trabajan limpiando casas? ¿lavando platos? no van a pensar ¿"tanta friega para ésto? No debería, pero a veces da vergüenza.
   Es la vergüenza de enfrentar los sueños y esperanzas (a veces ingenuos y completamente ausentes de información), con los cuales se llegó a éste país, contra la dureza y fealdad que a veces llega a enseñar el país de los tulipancitos y los molinos. Son las expectativas a las cuales muchos queremos apegarnos, por las cuales a veces hay que pelear.
   Entre las cosas que dijeron, me gustó mucho quien dijo: Sin esperanza, no crecen los olivos". Porque de menos fuimos hechos y aquí estamos, así que hay que trabajarle y seguir trabajándole, con dignidad. Así, si se es fuerte, luego dices: "Es que me da vergüenza, pero como soy muy macho... me la aguanto" o "Vergüenza es robar, que te miren y volver por más... Y ni eso, cuando hay necesidad". Por lo que levantas la cabeza y sigues adelante con tu esfuerzo.
Vacatures: vacantes de empleo
   O de plano, TAMBIÉN eres fuerte y decides que tu no viniste para eso, regresas por donde apareciste, para probar suerte en la tierra natal. Ahora con la red de apoyo que proporciona TU familia, TU lenguaje, TU costumbres, mientras que vendrá la prueba de tu pareja a ver si puede integrarse, como te integraste tú. Pero tampoco esa es una decisión sencilla. Hay que asumir que los sueños y esperanzas en éste país NO van a ser.
Además, si hay hijos, se complica aún más, ya que no siempre la pareja quiere probar suerte en TU país, o los hijos ya tienen SU vida acá... Ayyyy dolor de cabeza. Como dije, tomar la decisión de regresar no es como hacer agua de limón: agua, limón, azúcar, hielo... ¡ya estás!
   Al final, "sólo el que le menea a la olla es el que sabe lo que hay dentro", por lo que unicamente nos queda suponer las razones que mueven a cada uno a entrarle a trabajar o de plano, a regresarse al país del que salimos ¿Puedo estar errada? Claro que sí, por lo que dejo a cada uno de ustedes el resultado de ¿hasta dónde le llega el agua a sus camotes?