demostró una vez más, las diferencias culturales entre los mexicanos y los holandes.
Han de saber que mi marido suele poner la radio mientras cocina o mientras arregla algo en la casa. Y del montón de estaciones que hay en Holanda o de los cientos (o miles) que se puedan encontrar en el internet, a mi marido se le da por escuchar la radio... De Sinaloa.
Al principio creí que el gusto por las canciones mexicanas sólo lo tenía mi marido, sin embargo, he venido a descubrir que es de los más común entre los holandeses casados con latinas (al menos entre los maridos de mis amigas mexicanas).
Si, a mi marido le fascina escuchar esas estaciones de rompe y razga (como decían las abuelitas a lo más populachero, por no decir a veces, corriente), donde transmiten cumbias norteñas y hasta los narco corridos, de todo. Lo cual no tendría nada de malo para mi, pero es que a veces las canciones no son de mi gusto, sin embargo, el no se da ni por enterado. Pues nada, alli encuentran a mi marido, con la radio/internet a todo lo que da, mientras cada tanto tiempo, éste se da uno que otro pasito al más puro Cantinflas.
¿Así o más bocinas? |
Esta costumbre no es nada nueva entre los mexicanos, más para aquellos que venimos del rancho. La radio es y ha sido por generaciones, la acompañante de las amas de casa, albañiles y choferes de trasporte público por excelencia.
Digo, cómo olvidar las canciones de Los Bukis a todo volumen, mientras el autobús absoluta y totalmente atascado de gente iba a velocidades mortales por las calles del centro de Culiacán, luego los gritos de
-¡BAJAN!¡BAJAN! ¡QUE BAJAN DESGRACIADO!!!! - Y después el rosario completo de insultos que el pasajero en turno se supiera.
-Anticipe su parada-Grita desverginzado el chofer, quien no escuchó los gritos debido al vokumen infernal de la radio.
Así estaba una noche (horario de holanda)/ mañana (horario de Pacífico mexicano), cuando mi marido sintonizó su estación favorita "La comadre", cuando reconocí a la locutora del turno, luego busqué el Facebook de la locutora, le expliqué dónde estaba mi marido y le pedí que le mandara un saludo, al más puro estilo del rancho:
-¡Un saludo pa mi 'amá y los plebes!!! (traducción: saludos a mi mamá y a los muchachos, díganse hermanos y amigos del rancho).
Xochitl Barajas, locutora |
A los minutos, la locutora hizo lo pedido y dio el saludo.
-Un saludo para Sander hasta Holanda!-
De pronto, mi marido dejó el pasito coqueto y volteó a ver la computadora, sorprendido. Luego me vió a mi, con ojos grandes y boca de graaaaan O.
-¿Dijo mi nombre?- me miraba incrédulo mientras saltaba para ver la computadora y lluego a mi-¿Fuiste tu?- Yo simplemente reí. -Sí dijo mi nombre, ¿verdad?-otro saltito hacia la máquina-No lo imaginé, ¿verdad?-
Tan pronto se calmó, agradecí vía Facebook a la locutora, a quien le conté que mi mardio estaba tan sorprendido del saludo, que no lo creía. Pocos minutos después, se volvió a escuchar:
- Siiiiii, el saludo es para Sander, Sander ¡¡¡¡SANDERRRRRRR!!!!!- Mi marido parecía grillo de tanto saltito, izquierda, para ver la computadora, derecha, para verme a mi, izquierda, derecha....
-¡¡¡Dijo mi nombre, dijo mi nombre!!! - Comentó mi marido mientras su cara se iba poniendo más y más roja.
-¿A poco en Holanda no se acostumbra mandar saludos?- me dio mucha curiosidad porque en Sinaloa eso es de lo más común. Pues nada, esa había sido la primera vez que mi marido había recibido saludos por la radio, por lo que estaba de lo más contento.
Y es que en Holanda, claro que hay muchas estaciones de radio y muchos más programas con locutores en vivo, hay los programas que entre sus transmisiones de música, ponen concursos de adivinar el precio de productos, cantidad de calorías en un alimento o llamar después de escuchar la chicharra, como también hay los programas a donde llaman (usualmente gente viejita) para preguntar por una canción viejita de la cual recuerdan quizá la tonada o algunos versos y el programa al cual se habla para quejarse... De algo, lo que sea que a usted le haya molestado.
Pero la idea de la función social como compañera, así como de comunicación entre habitantes de diferentes poblaciones, como la tuvo la radio por muchísimos años, en los ranchos de México, nop.
-Se le avisa a Doña Naty, del rancho Villa Unión, que su hermana está enferma y que si puede ir a visitarla (al rancho vecino).
- Un saludo pa´l Ramón del restaurante "Las Palmeritas", en la colonia Villas del ..... - Uyyy ¡Que recuerdos!
Por que la gente no tenía, en la mayoría de los casos, teléfono en casa (ya ni se piense celulares en esos años), entonces mandaban al niño con el papelito a la estación de radio o se usaba el teléfono de la botica del rancho para hablar a la estación más cercana.
Desde las 5 de la mañana, la radio era la compañera inseparable cuando la abuela comenzaba a amasar la masa para las tortillas del desayuno. Allí, acomodado en la ventana de la cocina, el radio de transistores ¡¡¡¡A baterías!!!!!¡¡¡Cuánta modernidad!!! estaba para ser más que escuchada, estaba para ser una compañera de quien oía los mensajes, para luego escuchar a Javier Solís, Pedro Infante o a la Lola Beltrán, la grande de México...
Y Sinaloa, cuando menos, continúa con:
- ¡Un saludo pa' mi 'amá y los plebes!!!!