jueves, 23 de enero de 2014

Ni tanto que queme al santo...

   Cuando recién comencé a ir a las reuniones (fiestas) acá en Holanda, fue, como es de imaginar, a las reuniones de mi familia política. Como recién desempacada, NO conocía a nadie fuera de ese grupo, e inclusive en ese grupo, me tomó años conocerlos a Todos (comprendan que uno de mis cuñados vivía en Texas, por lo que no tuvimos el placer hasta el año pasado).

   Cada que eramos invitados (mi mariado y yo) a una reunión, trataba de esmerarme en verme de lo más bonita, digo, como buena Sinaloense, recitaba la canción española de: "Antes muerta, que sencilla", por lo que pasaba mi buen rato en la maquillada (me niego a llamarle arreglada, como dicen en mi rancho, porque ¿Estaba descompuesta antes de pintarme? No, pues no; además, los que me conocen, afirman que me falta un tornillo, así que está difícil que eso se arregle con maquillaje); luego venía el vestirse y ponerse los zapatos de fiesta. Porque me era impensable presentarme con mi ropa del diario... Nop, había que ayudar la poca ayuda que la madre naturaleza me había dado.

   Eso, para cualquiera de los de mi rancho, es tan común que pocas lo cuestionamos (lo de emperifollarse no lo de estar poco agraciada). Cuando se va a una reunión, se va lo mejor presentable posible, aunque ésta sea entre amigos.

   Para mi esto comenzó en la escuela primaria, para la fiesta de Navidad, pero más importante aún, para el Día de los Niños (30 de abril). Cuando uno va con sus mejores garras (vestuario), tratando de impresionar a las otras amiguitas (Y si son las enemiguitas, MUCHO mejor). Llega una a la escuela, brillante como monedita nueva y regresa a casa cual si hubiese sido arrastrada por toda la escuela (Nop, nunca fui nena refinada, lo siento).

   Sea para ir a la oficina, ir por los niños al jardín de niños (ohhh si, allí también) o simplemente para ir a la escuela, las mujeres sinaloenses (de todas las edades) gastamos horas y horas, así como fortunas en maquillaje, perfumes, ropa, zapatos, bolsas... ¡Cielos! ¡de todo! y si es para irse de pachanga (fiesta), aún más. Al punto que nos volvemos... artificiales. ¿No me creen? Ya van a ver

    Y es que a la hora de usar trucos para verse bellas, las Sinaloenses se pintan solas (ayyy que ternura!!! la frase de pintarse viene como anillo al dedo!!!). Pero pese a que usar ciertas mentirillas se ha hecho desde siglos atrás por egipcias, los griegas, mujeres de la corte y demás, Sinaloa dice: "Quítense que aquí les voy".

   ¿Por qué hablo de ellas y no de la "mexicana" como totalidad? Sencillo, primero porque bueno, soy sinaloense, viví allí y por tal, pude verlas (o verme) de cerca. Así, hablo de lo que conozco. La otra razón, es que a nivel nacional son conocidas como bellas (así como las de Jalisco, he de agregar, pero por la primera razón, NO hablo de ellas), aunque quizá yo no pueda ser muy objetiva en esa afirmación, en tanto TAMBIÉN soy de allí, pero bueno, ésto tampoco se trata de un estudio científico, por lo que me he tomado la libertad de generalizar, por lo que habrá quien NO entre en este "molde" del cual hablo.

     Durante algo así como 8 años fui profesora en varias universidades de Culiacán, Y como entre algunas de las clases que impartía tenía ciertas horas de descansos, me sentaba junto a las escaleras (o áreas de paso) y observaba el mundo moverse frente a mi. En ese mundo, estaban las chicas, algunas mis estudiantes, otras, no, así comencé a darme cuenta de lo que se iba acostumbrando, de los que era "la moda" del momento.
   Los pasillos se convirtieron ante mis ojos (y mi imaginación), en algo así como pasarela de modas de Milán, París y Nueva york. Chicas de lo más Fashion, que sólo les faltaba la chaquira y la lentejuela para salir a escena, desfilaron ante mi...

    Para quien no sepa, a nivel nacional, las mujeres de Sinaloa son famosas por bellas (nop, yo soy la excepción que confirma la regla, pero bueno, hasta eso que no canto tan malo las rancheras), más que por su intelecto (Lo siento, pero aún recuerdo la concursante de belleza que clamaba ser conocedora de la cocina internacional... como son las Enchiladas Zuizas), lo que es, definitivamente una pena. Sin embargo, cuando uno les dedica el tiempo suficiente a observarlas, se dará cuenta que muuuucha de esa belleza es... bueno, mentira.
   Si, son famosas, por altas, delgadas, de buena nalga, ojo bonito, cabello largo y sonrisa de perla...

   Y comenzando con lo de "Alta"... He de decir, que antes, cuando yo era chamaca (siiii ya sé: cuando los dinosaurios poblaban la tierra), las chicas de mi rancho SI que eran altotas, pero con el paso de los años y las modas de matarse de hambre, así como la migración de gente de menor estatura, las alturas ya no son tan alturas. ¿En qué sentido? En el de que, para alcanzar lo que antes la naturaleza les daba sin problemas, ahora hay que ponerse tacón alto, alto.... ¡¡¡ALTO!!! Por lo que a veces veía a las pobres chamacas trastabillando con tremendos zapatos de plataforma. Bien parecen gallinas maneadas, dígase con las patas amarradas con una cuerda para que no se escapen (las gallinas, no las muchachas), de modo que a cada paso parecen estar a punto de caer, eso si, siempre tratando de mantener las postura de chica sexy... ¡Uyyy si!
   Las benditas zapatillas bien parecen sacadas del guardarropa del grupo Kiss y que ocasionan problemas de miedo a las alturas a cualquier persona en su sano juicio. Pero como estas chicas no lo están... los piden más altos y más altos (Gene Simmons, más vale que protejas tus zapatitos).
Unos zapatitos
Grupo Kiss
Respecto a lo de estar pompudas (nalgonas), como decía el cantante llamado "El genenal": Una libra de Cadera, no es cadera... dos libras de cadera, no es cadera..." Y sí, la mujer Sinaloense, por lo general, puede llegar a tener grande el cabús, pero si grande es bueno, MUY gran grande es  aún mejor, así hay que usar los chones agrega pompa, que vuelve hasta lo más desierto, espacio prometedor! pero como decía Tintán: ¡¡¡Puras Cábulas!!!!(mentiras)
   A ésto, hay que agregarle los pantalones PUSH- UP, que empujan las ya agrandadas hacia arriba,arriba, arriba,  al punto que hace que las pobres caminen como si alguien les fuera empujando por Salve sea la parte, caminando de puntitas... Eso si, si se caen de sentón, rebotan sin hacerse daño alguno, aunque quizá se escuche el reventar de los silicones...

   Llegando a la zona más delgada (el cuello, en el caso de más de una): la cintura, existente o inexistente, se debe marcar y remarcar, cual si se tratara de épocas antiguas, jaloneando el corset que evitará que las llantitas (tipo michelín de tractor o de plano, de doble rodada), hagan parecer a la pobre agraciada (o desgraciada) cual helado en pleno verano...

   Empuja, jala, aprieta, sube, baja... ayyyy eso suena a viajada en el metro de la Ciudad de México en plena hora pico! pero no hay belleza sin un poco (o mucho) de dolor, dicen los desgraciados, ¡Sádicos!

   Si hablamos del busto.... Eso de las mentiras no acaba... Con sus "Guander Bra", como luego escuchaba a las alumnas decir. Allí bien que recuerdo el chiste de ¿Qué le dijo el ombligo a las nenas???
-Antes tan altivas y ahora tan encimosas!!!
   La moda dicta que las nenas en vez de copa A o B, deben ser copa Coñaquera y no se pide traerlas en alto, sino más bien cual si fueran amígdalas (casi a la altura de la garganta). por lo que, con los tamaños que piden, la gravedad... está de gravedad.

   La ropa, entre más enseña, es mejor, blusitas que apenas tapan la pechuga, mientras el ombligo se asoma cada 5 segundos, pantalones de tiro tan corto, que en vez de mostrar la raya* ¡muestran el aguinaldo! verlas caminar era para morir de la risa:
   Jalaban la blusa para arriba, así no mostraban más del pecho, pero el ombligo se asomaba, por lo que jalaban la blusa para abajo, porque debían cubrir la lonjita, mientras el pantalón lo jalaban por atrás, ya que se bajaba demasiado, pero luego el frente se volvía peligroso... eso era como ver a una persona que trae pulgas encima, retorciéndoce cual chinicuil que lo echaron al comal.**

    Y cuando llegamos a las manos. ¡Ayyyy y quién no recuerda las UÑAS!!!!! Cielo Santo, esas no eran uñas, sino GARRA de Gavilán... ¡con extensión!!! En serio que estas bien podrían ser catalogadas como armas punzo-cortantes o como navaja holandesa: destornillador, cuchara, pinzas... Todo bellamente decorado con "piedrería de CHUAROSQUI" (así me dijo una alumna), si no, no está completa.
   Y la imaginación en la pintada y diseño de las mismas llega a los extremos de usar de leds cual luces navideñas o la moda de la zona: Usar un pedacito de un billete de 100 dólares pegado en cada uña, para demostrar que sí se tiene dinero (en lo personal me parece una burrada, pero bueno, cada cabeza es un mundo). Supongo que rascarse la mitad de la espalda se volvía más fácil con esas garras de emperador mandarín, pero pensar en subirse el cierre de los pantalones, levantar una moneda cuando se les caía o ya de plano ¡¡¡Ir al baño!!! ¡HORROR!!!
   Eso de las uñas postizas no se limitaba a las de las manos, sino que también DEBÍA ponerse en los pies. ¡¡¡Por vida de Dios!!! ¡EN LOS PIES! Pero bueno, ya no digo más.

   El rostro es toda una faena, digna de ir al carrocero a darse hojalateada y pintura:
Base, primer, anticorrosivo y después pulido (ahhh no, verdad?). Allí hace su aparición el Angel Face de Comex  (Polvos para disimular las imperfecciones más corriente que la luz eléctrica). Todo en al menos 3 tonos más claros al necesarios rio por la piel, por lo que ver sus caras es como ver un pambazo veracruzano (todo enharinado).

   Sheyla, una amiga del alma, lo describía de la siguiente manera: "Primero se borran la cara, luego se la dibujan como la quieren y luego se pintan". Cual Ru Paul tardan de dos a tres horas en terminar todo el proceso!!!
   Y luego, cuando llegaban tarde a la primera hora de clases en la universidad, alegaban que NO podían llegar antes porque NO les alcanzaba el tiempo para "arreglarse".
   Y cuando regresan en la noche a su casa, ¡guardan la máscara para el día siguiente!

    Las pestañas TAMPOCO son al natural, porque parece que aunque la naturaleza nos mande con pestañas de cucharacha de panadería, hay que ponerse artificiales y abanicar el aire en cada pestañeada!!! ¿Luego? El rimel (mascara) de hueso de mamey, ya que es el únco que, dicen, aguanta la rizada y ayuda a que éstas crezcan.
   "Que bonitos ojos tienes... debajo de esas dos cejas..." Versa la canción de la Malagueña Salerosa, pero la dama en cuestión, a estas alturas del partido, bien puede decir: gracias, me salieron caros, pero verdad que se ven naturales? Y aunque sea como el noventa por ciento de los 104 millones de Mexicanos, hay que tener ojos verdes o azules, porque ESOS sin son ojos bonitos (¡úchale! pues en esa ideología ya estuvo que ya me fregué, porque mis ojazos, además de miopes cual murciélago, son cafecito, cafecito, pero eso sí, de lo más coquetones)

   Del cabello, ni se diga, hay que cambiar de color de cabello y entre más claro mejor. Si se tiene largo, se quiere corto, si se tiene corto, se quiere largo, por lo que hay que comprar y usar las extensiones de cabello... ya sean pegadas con silicón o las que se ponen con pequeños broches que las vuelven de fácil quita-pón. Si el cabello es lacio, hay que enchinarlo, pero si es ondulado o chino, hay que dejarlo lacio, lacio, como baba de vaca (así me dijo una ex-alumna). Ayyyy que ganas de llevarse la contraria!!!
    Ahora con las puntas deslavadas al estilo californiano, a veces llega a parecer como que les dio flojera seguir pintándose el cabello y de plano lo dejaron crecer... Y para mi, pues como que se ve cual si no han tenido tiempo (o dinero), para el retoque de raíces). 

   A veces llegaba a ver a las chicas como si fueran Frankenstein: Hechas con partes ajenas. Por lo que si algún jovenazo llegaba a ligarse la chica, debía comprender que al día siguiente encontraría "pedazos" de la chica repartidos por la recamara, cual si allí hubiera entrado Jack the Ripper: el cuero cabelludo acá, las lolas allá, las pompas hasta el suelo y los juanetes al descubierto; mientras había que re-conocer (en la idea de VOLVER a conocer) a la que ahora estaba tendida en la cama: sin postizos, más bajita de estatura, más gordita y con ojos café. Todo un trabajo para los de CSI.

    Sí, la belleza sale cara, muy cara en mi rancho, porque además, hay que seguir las pautas de la moda y mostrar cada vez más carne, aunque para hacerlo haya que matarse de hambre. pero bueno, esas son las costumbres y lo que se usa, dicen, no se excusa.

   Por lo que, como dice mi madre: si de vecinos se pega... ¡ya ni se diga de vivir juntos! Entonces, asumo que "verse femenina", con toda la carga de género (ideas y creencias sobre las caracteríasticas que definen a una mujer), está en mi educación como Sinaloense, aunque he de admitir, la he suavizado bastante y ahora verán por qué...

   Así, como les decía, cuando comencé a ir a las reuniones de la familia, comencé a sentirme... bueno... cual Drag Queen yendo a misa de Gallo. Es decir, un "poquito", exagerada y fuera de lugar...
Divine

   Y dejando de lado que las diferencias físicas puedan ser motivo de persibirse diferente (en mi caso por mi cabello negro, peil morena y ojos café), lo que comenzó a hacerse claro antes mis ojos es la diferencia en la forma de presentarse a una reunión.

   Y dirán, ¡gran cosa! Las mujeres no se cuelgan hasta el perico antes de irse de fiesta! ¿Y? Pero he de decir que la cosa va más allá de simplemente ponerse menos maquillaje, nop

Cosa que comencé a descubrir  que no sólo en las reuniones, muchas de las mujeres de acá, la ausencia de maquillaje, sino que así era siempre (o casi siempre).

   No, no voy a decir que TOOODAS las mujeres andan sin una gota de maquillaje, pero la verdad es mucho más común que en mi rancho... Ya verán por qué lo digo.

   Pero por el momento, me toca decir adiós por esta semana, acá los leo.



* Pago semanal de salario.
** Gusano de Maguey (sí, de ese que ponen en el mezcal), también se prepara para comer, por lo que se pone vivo, directamente en el comal para asarlo y luego agregarlo a la salsa u otros platillos, razón por la cual se retuerce.

jueves, 16 de enero de 2014

Yo de aquí te veo...

   Antes de comenzar con el post, ofrezco mis disculpas por tanta tardanza, pero esto de las fiestas, fin de año y demás, a veces no deja mucho espacio para publicar (cuanti menos escribir), sin mencionar tremenda contractura de músculos que me cargué hace unos días (y que me volvió menos que imposible sentarme a escribir frente a la computadora)... En fin, aquí estoy de nuevo y aunque el tema está un poquito viejo, bueno, aquí está:

Otra vez... Fin de año. Nuevamente comienzan los recuentos,los saldos a favor, los saldos rojos (ohh si, nunca faltan los hubiera; pero como dicen en mi rancho: Los hubiera son sinónimo de ya te fregaste). Así que uno apechuga (se aguanta) y sigue adelante.
   En las tiendas (cuando menos en mi Méxiquito precioso), los artículos navideños hacen su aparición desde agosto. Para que la gente tenga tiempo para apartar y pagar en plazos sus regalos, arbolitos navideños, etc, etc. Lo que no quita que sea un tanto extremoso , ya que estás en pleno verano a 40 grados y ves el muñecote de nieve (ok, de plástico inflable). Créanme, se te antoja que sea de verdad y te lances de cabeza cual Fernando Platas (medallita mexicano de clavados), aunque en este caso, simplemente reborarías o de plano, te pasarías a reventar el bendito monito (y por consecuencia, pagarlo, claro está).
   Sabes que estás en la recta final de la navidad y el año nuevo cuando comienzan a tocar los villancicos en los supermercados... Ohhhh Blanca Navidad, sueñan... (Emmm ¿blanca? ¿En Sinaloa? Ok, ok, ok, se puede, pero no por nieve). Y luego los villancicos en rondalla... Ayyy dolor de cabeza!!!
   Lo siento, sé que sueno al grinch, pero es que REALMENTE no me gustan, menos con voces tan agudas y en muchas ocasiones, uno del montón está absoluta y terriblemente desafinado. Pero me guste o no, cada año viene la navi-señal: villancicos.
   En Holanda, como mencioné en el post de Tradiciones de Racismo te das cuenta del cierre del año con la noche de las linternas (Sint Marteen), dos semanas después... allí viene Sinterklass con sus negritos, todos llamados Pedro. Sea racista o no la situación, este año se repitió, montones de Pedros anduvieron por las calles, el desfile de San Nicolás se dío (le guste o no a la ONU) y las monedas de chocolate, así como los pepernoten (galletas típicas de la temporada) regresaron a nosotros.

-¿No te parece que es demasiado temprano??- Fue el comentario de uno de mis compañeros de trabajo  (holandés) al escuchar que otro silbaba "Dulce Navidad" (O Jingle bells, si no recuerdan a cuál me refiero)
-Que no, que no, que es demasiado temprano- Fue lo que alcancé a oir de dos compañeros de trabajo.
-¿Y como cuándo se puede?- Preguntó un tercero
- A partir del 6 de diciembre, ya que Sinterklass ha pasado...
- Antes no se puede...
   Uyyy si supiera que en mi familia, la tradición es poner el arbolito navideño el 20 de noviembre . Si, leyeron bien, Noviembre. Y es que he de explicar que todo comenzó mientras veíamos por televisión el desfile del 20 de noviembre (Que en México se celebra el inicio de la revolución Mexicana), cuando estábamos, bueno, increíblemente aburridos (ok, el desfile no es precisamente como ver el carnaval de Brasil), por lo que de pronto preguntamos a mi madre si podíamos hacerlo (poner el arbolito navideño, no un carnaval al estilo Brasil). Así, bajo el riesgo de que cuatro chamacos le quemaran la casa (créanme cuando les digo que los Salgado son peligrosos cuando están de ociosos), mi madre enfocó nuestra atención en poner esferitas, luces navideñas y buscar los adornos que había que colgarle.
   Mi primer año viviendo en Holanda me sorprendió que los supermercados no comenzaran antes con los villancicos o cuando menos canciones con temas que hablen de navidad (como John Lennon, George Michael o últimamente Michael Bouble). Fue una Navidad blanca, que comenzó muy temprano (comenzó a nevar en mi rancho el 20 de noviembre del 2010) y que fue algo así como la novatada contra mi (recuerden que vengo de un rancho de lo más caluroso).
   Como en años anteriores la diferencia de tradiciones respecto al arbolito causó más fricciones que momentos agradables, decidimos comprar un arbolito artificial, así podía ponerlo en el momento que se me antojara (Y créanme cuando les digo que me acordé el 20 de noviembre, pero se me hizo que los holandeses todavía no están listos para tanto locura de mi parte).
   Este año, mi marido bajó el arbolito del ático (donde estuvo guardado este año), acompañado de dos cajas llenas de cuanta tarugada les guste: Lucecitas, esferas de diversos tamaños, ganchos para colgar, el nacimiento... etc, etc.
   Detrás de la caja veía los ojos traviesos de mi marido:
- ¿Lo ponemos?- Y de pronto me recordó cuando mi sobrinazo estaba pequeño. Una vez llegó en pleno agosto pidiendo que pusiéramos el arbolito, con una mirada que haría al Gato con Botas de la película de Shrek verse como un malvado...
   Me sentí la tía más malvada del mundo, pero tener el arbolito navideño quizá era, cómo decirlo, un "poquito" temprano, demasiado... quizá.
- Está bien, está bien, vamos a ponerlo... - Ayyyyyy, pero si como dice la canción: "Y ése fue mi error, y ése fue mi error". Porque para que sepan rápido (y no echar tanto argüende), terminé SOLA, poniendo el fregado árbol, hecha nudo con las lucecitas y cual alfiletero de remendadora por los ganchos de las esferitas, mientras trataba con todas mis fuerzas, de no maldecir (me parecía una tremenda herejía hacerlo en navidad, ¿no creen?).
   Pero bueno, debo ser sincera y decir que no sólo hubo las ganas de aventarle las esferitas navideñas a mi marido (las de plástico, claro está, las otras ¡JAMÁS!!! Digo, se rompen y luego te quedas con juegos incompletos). También vinieron a mi los recuerdos de todas las veces que puse el arbolito junto con mi madre... al punto que comencé a tener una discusión con ella.
   Como lo leen, tuve tremenda plática con mi madre, quien está a más de 10 mil kilómetros de distancia, así, sin uso de teléfonos o del internet. No, señores y señoras, no estoy loca... o bueno, Sí, si lo estoy, pero no como ustedes de seguro se lo están imaginando en estos momentos (o al menos así lo espero), dejen les explico:
   Cuando se está lejos del rancho donde pegaste el primer grito de batalla (dígase, naciste), los recuerdos de las navidades (y cualquier otra festividad) pueden volverse momentos dolorosos (por la añoranza, el arrepentimiento por las cosas que no apreciaste, no hiciste o no aprendiste, porque creías que seguirías junto a los tuyos todo el tiempo), pero también, si sabes hacerlo, son momentos dulces y reconfortantes para el alma.
   Y como me decían en la maestría humanista: La felicidad no es suerte, es una actitud. Por lo que, convertí mis recuerdos en una conversación con mi madre. Cosa que disfrute increíblemente, llegando a sentir cierto calor navideño (sip, lo admito, soy una Grinch), que hace rato no sentía.

   Resulta que el arbolito navideño que compramos (de segunda mano, ya que la crisis acá no ayuda mucho), tiene el mismo sistema al que mi madre tiene, de esos en que vas poniendo ramita por ramita alrededor de la rama principal.

   Así, estaba sentada en el suelo, viendo el tronco principal cual si fuera un extraterrestre que acababa de aparecer a la mitad de mi sala... ¿Qué era lo primero por hacer???? Eso pasa por no haber puesto atención las 800 veces que ayudé a mi madre en el pasado.
Mi clase de errores
-Primero se ponen las patas Alba!- Escuché en mi cabeza toooodas las veces que mi madre me fue dando las órdenes.
-Ayyy ma! Es que no puedo poner bien estas cochinadas... - Y como llevando la contraria a MI lógica, las patas entraban donde debían y como debían ir- Ok, ya está, ahora a poner las ramas
-Y no piensas darle cuando menos un trapazo???- Ayyy mi madre y sus loqueras de limpieza.
- Mamá, si se la ha pasado todo el bendito año en bolsas, dentro de una caja, en el ático y está limpio!!!- EN serio, a veces mi madre me exaspera, más cuando trato de zafarme del trabajo que sé debo hacer.
- ¡Aún así! digo, es navidad y no vas a poner un arbolito todo cochino, verdad??- Grrrrr, lo sabía, no iba a caer en mi argumentación. Digo, ¿por qué las mamás tienen algo así como un detector de mentiras integrado, más aún cuando se trata de evadir trabajo? Pues nada a trabajar.
- Ok, ok, ok, - Digo, ¿qué más podía decir si sabía que tenía razón?- ¡Ya lo estoy limpiando!- No debía maldecir, así que restregaba las ramitas con un poco más de fuerza de la necesaria.
-¿Que dices???- La mirada de mi marido era de preocupación, seguro creía que su esposa había perdido total y absolutamente la razón (¡Ahora si!).
-Ahhh, es que estoy platicando con mi mamá- Dije descuidada, sin dar toda la explicación del arbolito.
-Qué bueno, me la saludas- Y tomó unas de la bolsa con ramitas y me las dio para que las pusiera en el arbolito
- De hecho, dice mi madre que si tu tampoco vas a darle cuando menos una limpiadita con el trapo?- Mi mirada era de quien ya había pasado por esa discusión.
- ¡Pero si estuvo todo el año en bolsas!
-Eso es lo que le dije, pero me contestó que no importa, que lo limpiemos.
-Ok, pero sólo porque ella insiste, ¿ok?
   ¡¡Grandioso!! ¡¡¡Mi mamá posee wifi integrada y GPS en la cabeza! Y ha demostrado que era cierto lo que tantas veces me dijo cuando era niña y le decía que me daba miedo ir sola al baño a la mitad de la noche. Ella simplemente me decía: "Tu ve, yo de aquí te miro". Ahora, a diez mil kilómetros de distancia y más de 35 años después, me vengo a dar cuenta de que era cierto, cuando menos, en mi mente.
   Tan pronto el arbolito estuvo puesto (bajo la supervisión y consejos de mi madre, claro está), llegó el momento de "luchar" contra las luces.

   Si, el año anterior las puse en orden, en su empaque original y con harto cuidado, pero parece que siempre hay un fantasma que ataca y deja todo lo que con tanto esfuerzo acomodaste, peor que vaquita lazada por un principiante... cuerda por todos lados, ¿pero las puntas? ¡Sólo Dios sabe!
   Y aún cuando se vena en orden, éstas parecen cobrar vida y deciden atacarte cuando menos lo esperas (precisamente cuando estás haciendo malabares para ponerlas sin caer despatarrada sobre el bendito arbolito)....¡Maldi....!!! No mujer! ¡Cómo vas a maldecir mientras pones el arbolito? Así que apechugo y sigo adelante.
- Oye, ¿me pasas las esferitas que ....????- Y mi voz se fue apagando cuando me vengo a dar cuenta que uno de mis asistentes (de hecho, el único), ha desertado a la batalla contra las luces y el arbolito. -Ah que rejijo de...- NOP, nada de maldiciones, menos contra mi suegrita. Apechuga Alba, apechuga.- Serenidad y paciencia!- Y con toda la integridad que puedo, recito una y otra vez el lema de Kalimán.- ¡Serenidad y Paciencia!
   Una esferita aquí, otra allá... Ayyyy cómo odio saber sobre diseño, composición e imagen, porque pongo una esferita y luego la quito, no, no hay equilibrio en esta composición- Acá está mejor- Nop, desequilibra la siguiente área, además, ya se cayó el gancho con el que se puede colgar.
- Oye, se ve bonito- El muy canijo ha vuelto, pero mantiene una distancia de seguridad para que no lo ponga a trabajar.
- ¿Te parece?- Yo miro mi obra sin estar muy convencida
- Claro, además, desde fuera ni quien se dé cuenta de ese espacio que dejaste en este lado- Señala sonriente el hueco en mi decoración.
   Y cual pulpo que ve cerca la almeja, salto repentinamente para agarrarle la mano con la que con tanto orgullo señala.
-Ahhh, que bueno que te das cuenta, así me ayudas, ándale, toma ésta esferita y colócala- Y antes de que pueda reaccionar, yo comienzo a poner distancia. Ahora el "encargado" del arbolito es él, quien me mira con ojos de"eres traicionera".
-Pero, pero... ¿dónde quieres que la ponga?
- Donde se te ocurra, digo, es un arbolito de navidad, TODO vale.- Tomo la siguiente esferita y se la ofrezco- ándale, apúrate- Digo, tengo que vengarme que me dejó solita con el paquete.
   Pero dejando de lado mis dilemas de diseño, cada esferita, cada adorno me trae recuerdos de todas y cada una de las navidades pasadas, mi familia se va acomodando en mi sala para platicar y reír conmigo, como lo hicimos antes, como lo hacemos ahora.
   Recuerdo algunos adornos que mi madre ponía cada año y que yo hice cuando estaba en el Jardín de niños (allá cuando los dinosaurios poblaban aún la tierra), las esferitas en forma de campanitas que se pusieron de moda hace unos 40 años, así como las luchas con las extensiones que SIEMPRE fallaban y que te hacían revisar lucecita por lucecita, para darte cuenta que la última en la extensión, era la culpable de todo el apagón.
   Las festividades de fin de año, para aquellos que estamos lejos del terruño ( Y también para aquellos  seres queridos que dejamos allá), pueden volverse una razón para deprimirte y sentir añoranza o quizá, sólo quizá, puedes volverlas un momento para ser feliz y disfrutar, casi a radio control, con tus seres queridos.
   Y bueno, los días de Navidad, año nuevo y hoy, Reyes han quedado atrás, unos celebrados, otros no tanto como uno acostumbra en sus tierras. Llegó el momento de quitar el arbolito, porque en nuestro rancho la tradición plantea que el arbolito se queda hasta el día de los Reyes Magos, cosa que rara vez se ve en estas tierras, al punto de que he visto los cadáveres de los arbolitos, botados en la basura (a veces simplemente en el jardín frontal) el mismísimo 2 de enero, muchos de los cuales aún portando sus trajes de luces (extensiones y todo).
   Así, mientras voy guardando el arbolito, las esferitas y adornos navideños, meditando en todo lo vivido durante las fiestas, mi madre llega a sentarse a mi lado, susurrándome al oído otra vez: Yo de aquí te veo.