jueves, 5 de diciembre de 2013

Un acto de fe..

   Mientras andaba en mi bicicleta, rumbo a la ciudad (vivo en un publito, que parece mas bien una colonia).Vino a mi cabeza, cual iluminacion celestial un nuevo tema... La fe.

    Y antes de que se me vayan a poner nerviosos porque me voy a poner a predicar o algo por el estilo,  déjenme decirles que no, me refiero a decidirte a creer en algo, a pesar de lo que todos tus sentidos puedan decirte (o en algunas ocasiones, hasta gritarte). Porque mas de una ocasión, me he encontrado ante la disyuntiva de creer en algo o no.

   Dicen que la vida a veces te pone pruebas de fe y créanme que ahora lo entiendo más que nunca. Pero para que me entienda a dónde voy con éste tema, permítanme plantearles una imagen y luego me dicen si ésto requiere o no de fe.
   Hace meses escribi un post acerca de andar en bicicleta en un pais como holanda.

   Y es que aquellos que se llegan a decidir por el uso de la bicicleta terminan en el limbo del uso de las calles. ¿A que me refiero? Sencillo, a que convierten en una especie. Ahora verán por que...

   Para cualquier mexicano (y quizá para muchos otros latinos mas que me leen), decirles que los automovilistas, en nuestros ranchos, poco o nada de respeto tienen hacia los ciclistas en la calle, no es algo nuevo. Día a día, uno debe de ser un super aventurero o no amar en absoluto la vida para aventarse a andar en las calles con la bicicleta. Entre pitidos que te exigen que te trepes a la pared, ya que dicha persona va a pasar con su hermoso carro, los que no recuerdan que la vuelta a la derecha es continua SIEMPRE Y CUANDO no haya peatones o ciclistas por cruzar; y los que dejan sus carros tan mal estacionados que sólo te queda brincar a la mitad del carril, bajo miedo de ser arroyado peor que a un perro. Nop, no hay respeto...

   Podríamos decir que los reyes del transito son los automovilistas. Y no por abolengo, nop, sino por la ley de la supervivencia de los mas fuertes, El auto, por pequeño que sea, es siempre mas fuerte que el cuerpo humano. De igual manera, dependiendo del tamaño del auto (Y otras tantas veces, del costo del mismo), se determina que tanto se puede imponer en las calles.
   Dígase, que entre más caro el carro, peor maneja quien lo lleva, por lo que zonas como Polanco, en la Ciudad de México, son como la canción de José Alfredo Jiménes: La vida, NO VALE NADA!!! La del peatón o el ciclista,  claro está.

   Pero tampoco hay respeto por parte de los peatones, quienes igualmente ni siquiera te consideran como usuarios del camino, ya que éstos van a la mitad de la calle, cuando hay esas bellas y exóticas cosas llamadas Banquetas o Aceras. Nada, que bien puedes terminar llevándote de corbata a más de uno que va en el más puro "¡¡Cuídenme!!", porque ni si quiera voltean a ver si ALGO viene.

   Y antes de que me lluevan los tomates, debo decir que quienes andan en las motonetas TAMPOCO ayudan mucho a que sean respetados, porque más de una vez estuve a punto de apachurrar a uno de los que entregan las pizzas de Dómino's, quienes en el afán de entregar antes de los 30 minutos, arremangan con cuanto perro, gato o persona se les atraviese en las calles y las banquetas.

   SI, hace poco más del año, escribí sobre mi primera experiencia sobre andar en bicicleta acá en Holanda.

Por lo que, tan pronto se llega a Holanda, la frase: -¿En serio????- no se te va de los labios.
DIgo, comprendad, mi marido me mostró esa franja roja/terracora en el piso y me dice:
-La parte roja es el camino EXCLUSIVO para las bicicletas, A VECES, los carros pueden usar el espacio, pero si no está especificado está prohibidísimo
-¿En serio????
- Si, claro, en algunas partes HAY caminos donde únicamente van las bicicletas, llamados Fietspads.
-¿En serio????
- Claro, acá se ha tratado de que el ciclista y le peatón tengan siempre la preferencia a pasar
¡¡¡Siiiiii, ya adivinaron qué fue lo que dije!: -¿En serio????

   Pero una cosa es que te digan las cosas y otra MUY diferente el que las creas. Y como dijo Santo Tomás:
Hasta no ver, no creer.
   Y allí me vieron el primer día que me trepé a la bendita bicicleta, no sabía si maldecir o rezar (¿o acaso lo hice al mismo tiempo?), porque sentía a los carros muy de cerca y en algunas calles, las bicicletas pueden ir en sentido contrario al de los carros.
   De pronto, me encontré en un cruce de calles y me detuve como siempre lo he hecho todos los días de mi vida cuando viví en mi rancho, mientras que mi marido se siguió sin si quiera voltear a ver el carro que venía.

-¡¡Chamaco SUATO!!! ¿Qué andas haciendo?- Fue mi grito tras ver eso.
   Y sorprendido, mi marido volteó a verme
-¿No piensas cruzar? Porque el conductor está esperando a que lo hagas.
   Y si, allí estaba el chofer viéndome con ojos de "¿Cruzas o no?". Así, absolutamente sorprendida, volví a subir a mi bicicleta y crucé aún desconfiada, viendo al chofer,. Si veía que se movía aunque fuera un centímetro, ¡yo pensaba brincar fuera de la bicicleta cual gato que avientan al agua!

  Quizá más de uno podrá decir: Bueno, pero después de 3 años, ¡seguro que ya te acostumbraste!
   Pues bueno, he de ser sincera y decir: NO, cada que me acerco a un cruce, aunque YO lleve la preferencia, me voy despacito y a veces sigo adelante, pero dentro me pongo dura, esperando el golpe., porque a veces los conductores no parecen querer detenerse... pero lo hacen. Porque al final, estos reflejos de gato callejero se han ido desarrollando por años y años y no se van a ir así, simplemente, por muy que en Holanda la cultura de la bicicleta, el comportamiento vial y el respeto al ciclista, esté más desarrollado o sea mejor.

   Así, cada que debo cruzar una calle, me acuerdo de unos dulces que venden allá en mi rancho, que consisten de palomitas de maiz pegadas con caramelo en una bola del tamaño de una de beisbol, los cuales es llaman ponteduro... Y yo sólo me digo: ¡ponte duro, porque allí viene el fregadazo!

2 comentarios:

Sheyla dijo...

Me tienes botada de la risa, hay hermanita, tendrás que sacar un libro de todas tus vivencias, te leo y escucho tu voz como si estuvieras contandomelo Que Dios te siga bendiciendo Saludame a sander y animooooo Chingaaaa

Eli R. dijo...

Me sorprendí de este fenómeno, que el peatón tiene siempre la máxima prioridad al cruzar la calle, pero no en toda Europa, en Madrid vi detenerse como 8 autos de un lado y otros tantos del otro para que pasara yo y yo con el ojo cuadrado, pero en Italia, por ejemplo Roma OJO "NO lo intentes" gracias a que no me la creo de que se frenen, yo espere a ver si podía cruzar y nada aquí los carros ni en cuenta, por fortuna tengo otra educación vial, pero me dijeron que muchos turistas europeos (del Norte) han tenido accidentes al cruzar las calles, pensando que todo es como en los países del norte y se han llevado desagradables sorpresas.