Ya fui, ya volví y ahora me toca contar lo que ha sido de mi "integración" en este pequeño país, el cual he elegido para vivir.
¡Vaya que hace rato que les dejé! Porque para escribirles hay que vivirle, caminarle, ya que como dice mi madre: Alba, perro que no anda, no topa con hueso. Así que me puse a caminar y caminar y más caminar y como ya me cansé, me siento a escribir.
Dejen les cuento, a groso modo, que poco después del accidente en casa de mi madre en enero de 2015. En que una mujer quizo ayudar a mi progenitora a redecorar su casa, tratando de intalar su camioneta Pick up en la cocina (para quien no recuerde, lo mencioné en el blog de "Sólo un recuerdo"), las cosas en lo respecto a lo familiar se fueron poniendo color de hormiga. Pero por el momento, sólo contaré que, aunque tenía la decisión de conseguir un empleo, las circunstancias me empujaron a conseguir un empleo a la voz de ya. Así, me dije: ¡A moverse mamita, que la casa pierde!
Primero conseguí un trabajo de medio tiempo, que igualmente MEDIO pagaba parte de las cuentas y gastos que muy dulcemente YO me había echado a la espalda. Pero medio nunca es entero, así que le busqué otro empleo en donde iba un par de horas... a veces) y con eso, se pudo seguir adelante.
"La necesidad es madre de la inventiva", así que, además de los 2 trabajos que tuve que conseguir (luego les cuento mis andanzas con las agencias de empleo), la inventiva mexicana me gritó desde la obscuridad: Usa lo mexicano. Y puse manos a la obra...
¡Piñatas!
Si, aunque nunca en la vida había hecho una piñata, me puse a investigar y luego a hacer mis experimentos, dando como resultado una Hello Kitty, la cual se la regalé a la hija de otra mexicana.
Esa fiesta se volvió la Beta-Tester (prueba de uso) de mi piñata: Gustaría? No gustaría? Se rompería rápido? Le había puesto muchas o pocas capas a la figura?
Siii, soy una investigadora obsesiva o simplemente una insegura de lo peor, por lo que llegué con piñata en mano y esperé.
El Resultado? Positivo! Los niños salieron a darle de golpes mientras algunos gritaban Kill Kitty! Kill Kitty (Maten a la gata? Maten a la gata)... Ok que digan maten a la gata no es positivo, pero el que les gustara la piñata y durara lo suficiente para al menos dos vueltas de niños aporreando la piñata (incluida una joven de 18 años), sí.
Luego vinieron otras solicitudes y con ellas, el negocio de hacer piñatas, estaba comenzando (No, no es como que ya soy la Lord de las Piñatas en Holanda, pero sí las solicitan, por lo que se me ocurrió hacer mi página de Facebook La Catrina Holandesa, para que la gente pudiera ver los trabajos que he hecho y darse una idea en caso de querer que les haga una.
Quizá se preguntarán la razón del nombre. Bueno, la verdad es que de lo primero que hice con el periódico, es una catrina o calavera garbancera *(Nombre que le dio su creador José Guadalupe Posada). Para mí, la catrina es un ícono de México, el cual se usa mucho para el día de los muertos.
Mis catrinas, lamentablemente no consiguieron la aceptación para venderse, pero ahora son parte de mis creaciones y a las que dedico bastante de mi tiempo libre.
Mi primera catrina |
La flaca azul |
Dejen contarles que mi madre ya me decomisó (Siiiií, cual agente de la DEA) ambos tipos de aretes, por lo que parece, ella sigue siendo mi principal fan (incluyendo del blog, ya que hace poco volvió a picarme las costillas cuando me dijo: nos tienes muy olvidados con el blog, entonces ¡a trabajar!) y capataz.
Así como alhajeros / cajas de madera pintados en estilo de los alebrijes Oaxaqueños.
Ahora ando en hacerme dos catrinas más, y aparte un ordenador para mi maquillaje y unos ordenadores para la ropa, hechos de cartón. Sí, me la paso del tingo al tango durante las horas libres que me deja mi trabajo, pero si no lo hago, me gana la tristeza y los pensamientos tontos.
La situación familiar comenzó a arreglarse el año pasado y ahora puedo sentir la calma y la necesidad de volver a escribnirles, así que si me aguantan mis locuras, les contaré las andadas de patita de perro que he tenido en este tiempo de ausencia.
La situación familiar comenzó a arreglarse el año pasado y ahora puedo sentir la calma y la necesidad de volver a escribnirles, así que si me aguantan mis locuras, les contaré las andadas de patita de perro que he tenido en este tiempo de ausencia.
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