jueves, 4 de diciembre de 2014

Ciega y muda en un país lejano

Aunque quisiera decir que mis aventuras con los dentistas holandeses ya fueron superadas, la verdad es que me encuentro lejos de estarlo... O al menos, eso parece.

Razón por la cual me he alejado tanto tiempo del blog. Me disculpo por no haber posteado, pero es que con un dolor de muela, no hay quien pueda escribir, mucho menos redactar coherentemente.

Y antes de que se me acuse de ser de esas personas que hacen tremendo drama cuando se les rompe una uña, he de decir que soy muy al contrario. Hija menor de 4, tuve que pasar mi infancia bajo la misma premisa: Alba es muy pequeña, por lo que debí demostrar que tamaño no era proporcional a mi nivel de aventurera...

Como cuando íbamos al rancho de mis abuelos, localizado en el camino por el cual pasaban con la caña de azúcar recién cortada, rumbo al ingenio azucarero. Muy a pesar de las advertencias y los regaños de mi madre, un tío nos enseñó a sacar cañas de los carros transportadores.

   Nos sentábamos muy quietecitos en la cuneta de la carretera, esperando a que pasara el tractor jalando un remolque abierto, dentro, colgaban cañas de unos 2 metros de largo, que iban despacio al pueblo vecino. Nos fascinaba comerlas por lo deliciosamente dulces que son, dulces por haber sido quemadas antes de cortarlas (como se acostumbraba).

   Al pasar el tractor y el remolque (a una velocidad no mayor de 10 kilómetros por hora), salía el montón de chamacos a toda velocidad para agarrar un caña cada uno. Ése era el gran botín que cada uno se procuraba... Sin importar que después mi madre nos iba a poner como santos de pueblo por haber robado y comido las benditas cañas.
- No mamá, no comimos cañas... - Decíamos con las caras llenas de tizne hasta las orejas, por las cañas quemadas.

   Pero al yo ser muy pequeña, sólo alcanzaba las cańas del fondo del remolque. Cañas aplastadas por cientos de otras cañas, lo que hacía la azaña más que imposible para una nena flaca.
-¡Alba! ¡Suelta la caña!- eran los gritos de mis hermanos, que ahora corrían detrás de un remolque y de una niña agarrada de su caña, cual garrapata flaca.
- Noooo, ¡esta es mí caña!- Digo, soltarla era aceptar que yo era demasiado pequeña (además que entonces, si quería caña, hubiera tenido que rogarle a mis hermanos que me dieran). Nada, ¡esa era mi caña y no la soltaría!
- ¡Que la sueltes!- tremenda arrastrada que me estaban dando por todo el bendito rancho
-Que no!
-Alba te doy una caña para ti solita- gritó mi hermano mayor, ofreciéndome una.
- Ahh bueno, así si- dejé ir la caña y di un par de maromas más, mientras me detenía en un camino que rara vez otro auto transitara.
Así me sentía con mi caña
   Al final, terminaba cubierta de tierra hasta las orejas, pero con mi caña agarrada cual lanza guerrera, con harto orgullo... Orgullo que duraba hasta que mi madre nos castigaba por vagos.

Y bueno, mula hasta la sepultura. Y entre mis muladas está el no tomar analgésicos hasta que REALMENTE sean necesarios. Sin embargo, he tenido que pasar semanas en las que, literalmente, he contado los minutos antes de tomar la siguiente pastilla. Sin embargo, no es de eso de lo que vengo en esta ocasión a contar, sino de lo que representa pasar por situaciones como éstas cuando estás lejos de lo que tu conoces.

   "El que no sabe es como el que no ve" siempre me ha dicho mi madre. Y aunque tengas las cosas al alcance de la mano... jamás las encontrarás. Por lo que, saber lo que se debe/puede hacer cuando estás en un verdadero sufrimiento, todo cuando estás en tierra ajena con un lenguaje ajeno, es terrible.

   Igualmente, ¿Cómo gritar, cómo quejarte, cómo expresar tu inconformidad, si nadie te entiende y si no estás segura de si las cosas en este nuevo mundo son así?

      Cuando comenzó el dolor de la muela del juicio, solita y sin ayuda, llamé al dentista e hice mi cita, todo en holandés. Para mí era un gran momento: La capacidad de ser independiente, de procurar por mi misma...

   Pero el gusto duró hasta que llegué al consultorio, cuando dentista y dos asistentes trataron de convencerme que yo no había hecho cita, o que la había hecho en el pueblo de al lado. ¿Luego? Ser regañada porque pregunté por los analgésicos, esperar una semana para poder que el docotor me dijera: Hay que tomar antibióticos y sacar la muela, ¿Por qué hay que sacarla? Quien sabe, es la de juicio y debe irse, Sin más explicación. Esperar otra semana para que la infección pasara e ir a buscar una segunda opinión.... Hay que sacarla, pero en esta ocasión la decsisión vino acompañado de una explicación (Y la presencia de mi marido, por supuesto). Llamar al hospital (mi marido) para hacer cita: Dos semanas de espera para la cirugía y hasta el momento 3 semanas de  inflamación, dolor, no poder abrir bien la boca, no comer normalmente, etc., etc. Por lo que debo (mi marido) volver a llamar al cirujano  para que revise si hay infección y haya que curar (de nuevo).

   Y entre tanto Mambo-Jambo (relajo de citas, medicamentos, doctores y malentendidos del idioma), comencé a enfrentar mi invalidez en un país que no habla mi idioma: dependes de los demás para poder vivir. Lo que para mí ha sido, junto con la bendita muela, una tortura.


   Las citas han sido de menos de 10 minutos, donde no hay nada de sutileza en revisar tus dientes, si ellos hacen un error, fuiste tú quien no entendió (aunque hayas repetido 5 veces cada idea para ver si quedó claro), los doctores te miran con una expresión que combina terror y rechazo porque según ellos, tu no vas a entender nada, hacen radiografías que no pediste y no necesitabas... puras linduras.
   A lo que surgió, en mi, dos situaciones (por no llamarlas problemas), primero el querer ser yo quien arregle las cosas, sin depender de la pareja holandesa (o que maneja mejor el idioma), mientras me preguntaba ¿Es esto normal?

   Tantas han sido las veces que me han dicho "Al país que fueres haz lo que vieres", que casi termina convirtiéndose un mantra y no hay más. Pero mi pregunta surgió: ¿Cómo sabes que te están tratando como se acostumbra? ¿Se trata de seguir lo que te dicen con ojos ciegos sin preguntarte nada? Más cuando los resultados son, más bien decepcionantes. Y en caso de mencionárselo a tu pareja... no te entiende (digo, el no ha vivido en tu país, que ir al dentista es rápido y con trato de apapacho -dígase con consideraciones, suave y dedicando tiempo-).

   Siendo tan independiente desde chiquita (y mula, ya lo dije), tener que pedirle a mi marido que llame, que pregunte, que me lleve y me traiga es... desesperante. Es como si de pronto me volviera una nena de 4 años. Yo sé qué hacer, cómo hacerlo y cuánto dinero va a costar... en mi país, digo, tengo basta experiencia en dentistas, pero ¿aquí? Ni la menor idea. En mi país jamás me ha causado el menor problema preguntar al doctor, a los amigos, conocidos y demás cómo se hacen las cosas, Pero para mi marido parece que es algo impensable. Nuevamente, trato de aplicar la lógica de mi vida pasada (México) en un sitio que no funciona igual.
   Cuando pedí analgésicos por el horrible dolor de muela, lo que recibí fue tremendo regaño y la mirada cual si yo fuera una adicta de la calle. ¡Oiga! deje que le dé una patada entre las piernas y si se queja, lo acusaré de exagerado. No le va a gustar, ¿verdad? Pues Nada, aunque se tenga un cuchillo clavado a la mitad de la espalda, te mandan a casa con la receta de un mugriento e inservible paracetamol.

   Tener que depender de mi marido, cuando según yo mi nivel de holandés era muy bueno, realmente dañó mi autoconfianza, porque ya no estoy segura si se o no. Me he sentido tan sola porque al escuchar el mantra "Al país que fueres haz lo que vieres", te estás diciendo, callate y sigue adelante, cuando lo único que quieres es entender y arreglar las cosas.
   No lo niego, por momentos me sentí muy enojada por tener que depender de mi marido, como también a veces me enojaba con él por no entederme cuando tenía que explicar 3 o 4 veces lo que sentía y de como son las cosas en México, un país que llaman "retrazado".Y me enojaba más no poder decirle a los demás lo mal que estaban sus cosas, porque YO debo hacer como el país en el que estoy y porque aunque lo intento, no me entienden.

   De parte de mi marido, percibí su inquietud ante no poder ayudarme, ¿acaso enojado consigo mismo cuando no podía ayudar? ¿acaso molesto conmigo por ponerlo en una situación incómoda? Mientras ve y escucha como sufro por la bendita muela.

   Luego viene que te explique y que entiendas, ya que es como si lo hubieran escrito en chino (bueno, en holandés, que para fines prácticos es la misma) cómo funciona tu seguro médico: ¿cuál es la cantidad máxima de dinero que por año puedes gastar? ¿cuánto pagas de tu propia bolsa? ¿cuánto dinero de los medicamentos debes tu pagar antes de que el seguro comience a pagar? Y como hubo cirugía, cuánto hay que desembolsar tu misma... Hasta el momento, por las citas donde nada se hizo y de nada me sirvió, ya llevo 23 eruros pagados -algo así como 400 pesos mexicanos-. Digo, yo pago SOLO el 20% de 150 euros -dígase unos 2 600 pesos!!!- que el desgraciado dentista me estafó, Por cierto, aún no llega la cuenta de la farmacia, ni la de la cirugía dental... ¡Ayyyyyy cielo santo!

   - Tan pronto como vaya a México me voy a arreglar hasta las pestañas! y me voy a traer dos maletas llenas de antibióticos por si las infecciones de muelas!- Es lo único de lo que estoy segura.

sábado, 18 de octubre de 2014

¡¡¡La vieja exagerada!!!

Esta semana mi vida ha girado sobre una sola cosa: Un dolor de muelas.

   Puede ser gracioso como, tras algo tan pequeño como un diente, el mismo mundo parece perder color y detalles de todo lo demás. Y digo puede ser gracioso, de no ser que quien está pasando las de Caín soy yo. 
   Primero, porque casi al pie de la letra de la ley de Murphy (ok, la ley de Johnson y Laird): Los dolores de muelas SIEMPRE empiezan los viernes por la noche. En mi caso, viernes comenzó un ligero malestar... el dolor, DOLOR, atacó traicionero, cubierto por la obscuridad de la noche, el sábado, mientras estaba en casa de unos amigos.
   Ahora bien, antes de que se me acuse de ser mariquita uyuyuy (vieja quejumbrosa), he de comentar que ya he pasado algunas endodoncias (extracción del nervio del diente), una de ellas realizada por un seguidor del Marqués de Sade, sin que yo tomara más allá de un ibuprofeno cada 8 horas, por lo que creo saber de dolor... hasta esta semana.
   Lunes, a primera hora llamé al dentista más cercano a mi casa, quien trató a mi marido rápido y prácticamente indoloro, según me dijo él. 
- Lunes no hay consulta del dentista, sólo hay higiene dental.- Dijo la asistente 
   ¿En serio???? digo, ante la ley que les acabo de decir, me parecería lo más lógico (y bueno para el negocio de todo buen dentista) el atender los lunes, en específico, las urgencias. Digo, algunos llevan esperando un par de días con tremendo dolor... Pues nada, luego dice que "SI QUIERE, le hacemos cita el martes a las 8:50" ¿Tan temprano? Ok, por mi no hay problema.
   Desvelada porque el dolor no me dejó dormir (salvo un par de horas cuando recién tomaba el analgésico), llegué a tiempo a la cita. Después de un rato, la asistente y el dentista salen curiosos a verme.
- ¡A ver al cine! ¡Y para hacerlo hay que pagar!- fue lo que pensé ante las miradas.
- Usted es la española- dijo la asistente. ¡Mexicana! es lo que pensé para mí, pero luego recordé que si Española es exótica, mexicana es... impensable.
   Cuando me hacen pasar, la asistente y el doctor me dicen: Parece que hubo un problema en el sistema, porque su cita no se registró, así que tengo otro paciente. ¿Puede venir a las 3:30 de la tarde, hoy? 
   Bueno, el dolor de muelas en ese momento no era grande, por lo que la paciencia aconsejó: sí claro. Digo, no es como que agarro un cepillo de dientes y los amenazo de muerte para que me atiendan. Por lo que regresé horas después, no sin antes comentarle al dentista que estaba allí porque tenía dolor.
   A la hora pactada, las dos asistentes del dentista salieron a verme. Una de ellas me hizo pasar para decirme que OTRA vez, que el sistema no me tenía registrada, pero de todas formas, entre las dos, "solucionaron" el problema, anexándome a la cuenta de mi marido. 
   ¿Perdón? YO pago un seguro por mí, no es que sea un seguro familiar pagado por él, entonces no entiendo por qué YO no puedo tener mi propia cuenta,dígase que para acceder a mi historial, debo decir la fecha de nacimiento de mi marido y su nombre... 
- Raro- Es lo que pensé.
- Haré el control general- Dijo el dentista- Comentó en la mañana que tenía dolor
- Si, se trata de la muela del juicio.- Expliqué en lo que me acomodaba para ser atendida.
   Creo que tardé más en sentarme que él en meter sus manos en mi boca, picar aquí, picar allá (¡malvado, se aprovechó de que yo estaba desprevenida!), sacar dos radiografías, una del lado que me dolía y otra del lado contrario (¡Hombre! ¡olvídese de la otra muela que esa no tiene nada, sólo quíteme el dolor!). Para después sacarme del asiento mientras decía: - Cita para el viernes.
- ¿VIERNES?- Es lo que pensé -¡Calma alba! va a darte algo, no te preocupes- pensé. Pero así, sin más se da la vuelta para arreglar el sillón.
- Oiga, pero ¿Sigo con Ibuprofeno y Paracetamol intercalados? porque de otra forma no aguanto el dolor.- Esa fue mi treta para que supiera que estaba tomando muchas pastillas y que allí el debía recetarme UNA sola, pero capaz de tumbar a un caballo.
- No le puedo decir qué le pasa hasta que vea las radiografías.- contestó algo molesto.
   A ver, que yo no pregunté qué tenía, sino que deseo quitarme este dolor que ya me trae loca. Pero bueno, no es prudente pelearte con quien va a trabajar en tu boca con jeringas y artículos punzantes.
- Ok, pero entonces ¿sigo con el ibuprofeno y Paracetamol?, porque tengo mucho DOLOR.- Se nota que estoy tratando de ser clara, no fuera a decir que mi holandés no era entendible.
-No, tome sólo el ibuprofeno cada 8 horas.-
-¿ 600 ml. de ibuprofeno cada 8 horas? ¿Untado en los pies? Porque va a hacer el mismo efecto que vía oral. Fue lo que pensé.
   Estaba tan sorprendida de todo lo que pasó que simplemente salí del consultorio pensando que ese doctor estaba completamente loco si creía que yo iba a poder pasar otros 3 días con menos analgésicos de los que estaba tomando hasta ése momento.
   Luego recordé lo que les conté sobre recibir medicamentos cuando se tiene una gripa: simplemente te recetan un mugriento paracetamol (o en algunos casos, ibuprofeno) y con eso, hasta una herida de bala se arregla.
   ¡Algo me dice que el Santo Patrono de Holanda es San Paracetamol de los dolidos o la virgen del bendito Ibuprofeno! porque según los doctores, con una raquítica pastillita y quizá una veladora, piensan que todos los males de este mundo se arreglarán.
   ¿Vieja exagerada? Hace tiempo, mi marido se atrapó un dedo con las puertas de un elevador industrial mientras trabajaba, el pobre, después de aguantar cuanto pudo, fue con un dedo morado y completamente inflamado a urgencias. Allí le sacaron radiografías para descartar una fractura del mismo. Luego, simplemente picaron la uña para sacar la sangre aprisionada y lo mandaron a casa
-Si duele, tómese un paracetamol cada 8 horas- Y vamos para afuera de la sala de emergencias.
   Cuando lo vi en la noche, casi estaba revolcándose del dolor, porque el paracetamol simplemente no servía. Por más que insistí, mi marido no quiso regresar a la sala de emergencia a pedir un analgésico más fuerte. Pero bueno, eso es tener fe a un medicamento ¿no creen?
   Eso sí, uno se queja del servicio dental y médico de nuestros países tercermundistas, sin embargo, es en estas experiencias, donde creo que no valoramos completamente lo que tenemos.

   Así, debía aguantar con mi calvario... hasta el viernes. Pero una cosa es lo que uno se propone y otra muy diferente lo que un dolor de muelas puede hacer. Además, pensé, a ver si el viernes no me sale el desgraciado conque tengo infección, por lo que sólo puede darme antibióticos y esperar a que se me quite lo que tengo (porque el absceso ya abrió), no me vaya a infectar peor si hace tratamiento del diente.

   En la noche del martes, sentada frente a mi computadora, trataba de chatear con mi madre, intentando olvidar el dolor que ya me estaba desesperando.
- ¿Por que no te pones compresas calientes?- fue la sugerencia de mi madre, después de descartar el remedio de clavo de olor (ya lo había hecho más de 2 veces y ni el sabor le sentía por tanto dolor).
   Así, tomé una de esas bolsitas rellenas de líquido transparente que venden para calentar las manos en el invierno. Esas que tienen algo como una monedita que al presionarla, cambia a un color blanquecino, endurece y ¡se calienta a unos 50 grados centígrados!
   Pese a que son más bien para cuando estás en la nieve y andas con manos heladas, yo lo he usado normalmente para dolor de espalda, cuello y ahora, de dientes.
   Ante la necesidad de que las bolsita se mantuviera en su lugar y que yo pudiera seguir chateando con mi madre, decidí ponerme una pañoleta alrededor de la cabeza, muy a la vieja usanza de los abuelos...
¡¡¡Ahora entiendo por qué lo hacían!!!
   ¡Divina que me veo! Fue lo que le dije a mi madre, cuando me vi al espejo. Pero bueno, si eso me quitaba el dolor, nada me importaba verme como musulmana sacada de las mil y una noches. Mientras mi madre estaba a las risas ante la foto que me tomé con el teléfono celular (móbil). 
   Platicando, le dije a mi madre que mi marido había salido a su práctica de saxofón. Quien toca en una orquesta amateur del pueblo donde vive su madre. Por lo que estaba preocupada de que fuera a regresar a la casa de improviso para encontrarme con el amarrado a la cabeza.
-¿Pues cuál es el problema? No seas vanidosa- Mi madre me regañaba
- Nooo, si no es ser vanidosa, sino que me da miedo que entre a la casa y no me reconozca con el trapo alrededor de la cabeza. Digo, no vaya a creer que soy algún terrorista talibán y me vaya a agarrar a golpes con el palo de la escoba!- 
   Yo no paraba de reir ante la imagen mental de mi marido corriendo por la escoba para agarrarme a golpes cual piñata de posada navideña. Digo, con el nudo de la pañoleta en mi cabeza, seguro que me veía como piñata de la Hello Kitty. Y con el bendito bozal alrededor de la cabeza, no iba a poder abrir la boca para decirle que el terrorista Talibán no era otra más que su esposa.
- ¡Y es que después de dos palazos, seguro que me va a sacar el relleno!- En esos momentos daba dos carcajadas y un lamento por el dolor de la bendita muela.- Eso sí, ¡En una de esas le atina al diente y me saca de este problema!
- Ayyy mujer, es que ni a tí te perdonas con las bromas!- Reía mi madre.
- ¿Perdonarme la broma? Si con más razón me río.- Quejido, risa, quejido de mi parte
   La verdad es que sí, ante cualquier problema, podemos optar por sentirnos mal o por reir y la verdad, riendo se pasa mejor el tiempo.
- Lo peor de todo- Le dije a mi madre- es que cuando lo cuente, van a decir:¡¡¡Ayyy la vieja exagerada!!!


lunes, 13 de octubre de 2014

Perro viejo no aprende truco nuevo... ¿O sí?

   Mientras leía las respuestas que algunas personas hicieron en las páginas del Facebook: Mexicanos en Holanda, Mexicanas en el extranjero, etc... así como los comentarios que tan amablemente han puesto aquí. Regresó a mi algo que, de vez en cuando, he estado escuchando (o leyendo) y que la verdad, me ha hecho ruido: La edad. Digo, quién no ha escuchado la frase: “Perro viejo no aprende truco nuevo” y aunque jamás pensé que me la dirían a mí, la frase llegó, para repetirse después de un tiempo... varias veces.
Me pregunto si mi paisano, César Millán (También de Sinaloa, por cierto) ¿Estará de acuerdo con esa frase?
   "Los niños aprenden un nuevo idioma en 6 meses", es lo que dicen en las escuelas de idiomas de acá. Vale, vale, les creo (aunque una amiga venezolana me comentó que ha sido muy difícil para sus pequeños a más de un año de andar por acá), LOS NIÑOS.
   Pero de allí a que quieran, esperen y casi, casi te obliguen a repetir la situación con adultos (dígase tú)... Me parece demasiado. ¿Acaso por haber vivido demasiados años sobre estructuras/lógicas o gramáticas (como gusten llamarlas) durante demasiados años? No lo sé, pero no podemos ignorar la dificultad en aprender idiomas cuya lógica en el orden de las oraciones es diferente a las nuestras. Más si buscan enseñarte un idioma sin nada de gramática o referencias. Los adultos estamos acostumbrados a ver y entender el mundo en base a ciertas estructuras (una de ellas, la gramática), por lo que soltar simplemente lo que te ha tomado años entender no es tan sencillo, como tampoco repetir simplemente cual perico hasta que "aprendes". Al menos, no para mí.

   Pero dejando de lado esa dificultad, que no imposibilidad, afirmar así como así que después de los treinta, cualquier intento es más bien vano “Porque el cerebro ya no aprende”, fue la explicación.
-Ayyyyy ¡No m...e vengan con esa!-
   Tenía más de 30 años cuando comencé a estudiar francés... y lo terminé. 34 años, cuando comencé alemán (e hice 2 años) y ahora 40 cuando comencé con el holandés, por eso digo no, no y no, perro viejo sí aprende truco nuevo.
   El cerebro aprende, sin importar la edad que se tenga, está diseñado para hacerlo, sin importar lo que los demás digan. Ésa es la parte maravillosa de esa parte del cuerpo. Y donde pierde la fuerza, que gane la maña, dice mi madre.
   ¿Entonces? Se trata de que NO podemos o... ¿se trata de que aprendimos lo bonito que es no esforzarse? Digo, porque aprender, cansa (y mucho). O de plano es de “Repite una mentira mil veces y se volverá verdad” ¿Acaso nos hemos repetido a nosotros mismos lo del perro viejo suficientes veces para así creerlo?

   Cuando llegué, no era lo que podemos llamar, una florecita del campo primaveral. A mis casi 40 años, con un buen repertorio de aventuras (de viajes, cosas vividas, malas mañas y gente conocida) y malas mañas (por qué no decirlo), tomé la decisión de migrar a Holanda para estar al lado de mi puchunguis (amorcito).
   Como siempre he dicho y al igual que muchas otras personas que lo hacemos, ésta decisión fue pensada muchas veces, en parte porque tú tienes y quieres hacerlo, ¿otras? Porque toda persona que se entere de tu decisión te lo va a cuestionar (créelo, hasta mis alumnos me lo llegaron a preguntar). “Todos los días se comienza” es lo que escuché de un gran maestro, el sexólogo José A. Aguilar, por lo que esa frase y el amor pudieron más que los argumentos en contra. Así. hice maletas y salté al precipicio.
   Las aventuras que he vivido, han sido montones (algunas ya las he ido contando, unas más vendrán luego, mientras que otras, se quedarán en el baúl de lo personal), pero entre inicio e inicio, el trabajo ha sido mucho, y repito MUCHO.
   A veces he escuchado el: "es que a ti te es más fácil". ¿Fácil? ¿En serio me ha sido más fácil? Este idioma (el neerlandés) me ha pedido horas, días, semanas completas de sentarme con mis libros, diccionarios, cuadernos y ahora, la computadora, para aprenderlo. Siendo sincera, después de escuchar a las chicas que están en Italia, pensé: chicas, no la tienen tan difícil; a las de Suecia: comadres, ahí la tenemos parecida; pero cuando alguien que estaba en China levantó la mano, yo pensé: Alba, a ella le tocó peor, así que no te quejes.

   Recuerdo la segunda Navidad que pasé al lado de mi familia holandesa. Yo ya tenía casi el año yendo a clases, por lo que, ante los ojos de ellos, yo YA tenía que hablar el idioma. ¿La verdad? No.
   Aún con el enorme apoyo que mi marido me brindó, el holandés me costó sangre, sudor y lágrimas (Literalmente), porque la escuela a la que asistía sólo robaba el dinero del ayuntamiento, mientras dejaba a los alumnos un año después, prácticamente con el mismo nivel del idioma.
- Es que tu ya estás vieja, por eso es que ya no aprendes- Fue lo que de pronto escuché decir a mi querida cuñada, cuando llegué a su casa.
   ¿Perdoooón? Digo, gracias por la flor, pero vino con todo y maceta! ¿o se trataba de darme apoyo para que siga adelante con mis estudios o de hacerme sentir mal? Y antes de que me digan que el comentario quizá se deba a que no le agrado, la verdad es que ella, así como su familia han sido de lo más dulces conmigo, por lo que no, realmente ella me estaba siendo holandesa: tan directa que te sacan un ojo, todo, claro, con amor. Y aunque no se quiera creer, queda allí, escondido, como piedrita en el zapato, para que te moleste cada que camines.
   Después de varios años, de estudio, descalabrada en el idioma, remontada y aprobada del examen del idioma, he escuchado la explicación de la edad en forma recurrente. Más ahora que regresé a estudiar holandés, porque mi nivel actual es, a mi forma de ver, deficiente.
   En el holandés, pasé de estar callada o preguntar si hablaban inglés, a un: “tu nivel es demasiado bajo”, que es lo que me dijeron cuando solicité de empacadora, por lo que me mandaron a buscarle para limpiar casas; con mucho trabajo alcancé el nivel: “Alba es tonta porque no hablaba bien el idioma” que algunos compañeros de trabajo decían, hasta que conquisté el “¿En serio tienes menos de 5 años de hablar el idioma?”, de cuando solicité el curso actual. Para los demás, es un buen nivel, ¿para mi? No es lo suficiente.
   Me ha tomado horas y más horas entender, comprender y responder en Holandés, tengo 5 diccionarios de uso continuo, 3 libros de gramática, 6 del idioma y cientos de horas en el internet para llegar... Y aún no llego.
   ¿Tengo el nivel para limpiar pisos? Si, ¿el nivel para trabajar empaquetando galletitas u otros productos? Si, también. Pero ahora soy YO (y no el gobierno de los Países Bajos) quien dice “No es suficiente”. Quiero una mejor casa, un mejor carro, un trabajo a la altura de mi capacidad intelectual... Y no me voy a quedar sentada, esperando a que me caiga en las manos o excusándome en que ya estoy demasiado vieja para aprender.
   He pasado el último mes, estudiando desde las 5 de la mañana (móndrigo insomnio), hasta las 8 o 9 de la noche (interrumpido por los quehaceres o la cocinada), estudiado hasta que me pongo a llorar, porque no entiendo o no avanzo tanto como me gustaría ¿y al día siguiente? Comenzar todo otra vez; porque no va a haber un idioma que me gane ¿Habría sido más fácil si mi comienzo hubiera sido a los 20 años? Quizá, pero los “hubiera” son sinónimo de “Te fregaste”, por lo que sólo queda tomar el libro y comenzar.. otra vez.

   ¿Un dato curioso? Que cuando llegué al salón de clases, me encontré una amiga mexicana (cuya edad pasa los 50 años). Ella, buscando también mejorar su holandés, se inscribió al mismo tiempo que yo. Ni ella, ni yo lo habíamos comentado , por lo que encontrarnos fue, una sorpresa agradable. Mientras, otra amiga (con ya 3 hijos), está ahorita ocupada con sus estudios de holandés, la licencia de manejar y estudio de administración, todo al mismo tiempo ¿su edad? Más de 30.

   Claro, cuando estamos jóvenes, tenemos más fuerzas y se nos va a hacer menos cansado o problemático el aprender, pero ¿acaso escudamos el dicho de “Perro viejo no hace maroma nueva” tantas veces que ni siquiera queremos intentarlo?¿Tú te lo crees?

sábado, 4 de octubre de 2014

Midiéndole el agua a los camotes...

   Hace unos meses (quizá ya el año), me tocó leer en las páginas del Facebook sobre el cuestionamiento que hacía una paisana acerca de regresar a México o no. Todo motivado principalmente por cuestiones económicas.
   La historia, para que comprendan, es la de una chica que llegó a vivir a Holanda con su pareja holandesa con toda la belleza del sueño "Migrar por Amor" (sí, tal cual el título de un blog). A su llegada, al menos él tenía empleo y con ésto, se podían pagar renta, comida y demás gastos de los dos.
   Cuando llegas a Holanda, todo es un "sueño", todo bonito, pero también difícil, porque llegar acá es como volver a nacer, todo es nuevo, con la desventaja de venir con tus estructuras del país de origen. Y mientras logras entender cómo se hacen las cosas, tu pareja es (en diversos niveles) el apoyo económico y moral para que tu estés aquí.

   Pero a esta pareja le llegó (como a muchos de nosotros) la crisis económica, porque aunque se esté en en un país "primer mundista", los salarios simplemente ya no alcanzan.
   La posibilidad económica que antes daba el salario de tu pareja, ahora puede verse en peligro ante los despidos que muchas compañías hacen, como forma de mantener las ganancias que antes tenían. Y como decían las abuelas: "Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana".
   La necesidad económica aprieta y afecta relaciones que a veces se mantienen con alfileres, trayendo consigo la gran pregunta: ¿Qué se puede hacer? Digo, si comenzar una nueva vida con alguien que comparte tus costumbres está difícil, hacerlo con un extranjero es mucho más.
   Más de uno me dirá, ¡ayyy mamita, si no está manca! ¡A moverse, que la casa pierde! Claro, trabajar es la respuesta lógica...
   Claro, nada es imposible y queriendo, hasta mover montañas se puede. Sí, trabajar es la respuesta, pero la cosa no es TAN sencilla y van a ver por qué: Todos los que llegamos a estas tierras (por pareja o matrimonio) estamos obligados a aprender el idioma e "integrarnos" a más tardar tres años y medio, al menos aquellos que el gobierno señala. Pero el nivel del idioma del examen imburgering e inclusive el Examen de nivel B1 son super-bajos.
   Y si me dicen ¿Cuál es el problema? Les diré: Traten de encontrar trabajo en un país con crisis económica (pocos trabajos, aumento de las exigencias a quien busca trabajo) sin el idioma... ¿Interesante, verdad?
   ¿Opción número dos? regresarse al rancho, digo, ¡de mejores lugares me han botado y ya ni me acuerdo! Se sabe que la situación está difícil, pero tienes más armas como para poder trabajar: tus estudios, gente que te conoce, etc. Pero tampoco es tan sencillo, porque en muchas de las ocasiones, hay hijos de por medio, lo que pone color de hormiga el asunto. ¿Otros? Ante años de tratar integrarte, piensas: Tanto esfuerzo y tiempo invertido para "simplemente regresarse"? No, pues no. Pero al final, allí está la opción.
   Así, sin saber qué hacer, la chica preguntó a la "familia postiza", dígase a los otros mexicanos que andamos por estos lares, que quizá comprendemos mejor ese "No saber qué hacer" y que nos juntamos, al menos, en el Facebook: ¿Buscar un empleo (con una enorme posibilidad de ser SUB empleo) o regresar al país de origen a intentar hacer la vida? Digo, porque algunas vinimos a pesar de YA tener un trabajo o profesión, que dejamos atrás "por amor" (o por lo que ustedes quieran, digo), pero que acá no nos lo reconoce ni nuestras parejas (a veces).

   Entre la información que brindó la chica, fue el reconocer que ella tenía poco, si no es que nulo conocimiento del idioma holandés. Lo que, para cualquiera es entender que la cosa se pone color de hormiga.
   Casi inmediatamente hubo quien sugirió los básicos de acá: Cuidar niños, poner el CV en páginas de expats, agencias de empleos en holandés... hasta que alguien dijo: No hagas lo que no aceptarías hacer en tu país... Y allí se prendió la mecha de los cuetes. Se armó el revuelo tan grande como fiesta del santo patrono de pueblo viejo.
   ¿Hasta dónde? bonita pregunta, ¿no? porque como dije antes, establecer una nueva pareja es difícil, donde sea que se intente y acaso sea más difícil en el extranjero, por lo que más de una vez, quienes estamos acá vamos a preguntar (creo yo, al menos una vez) ¿Hasta dónde le va a llegar el agua a los camotes?
   El argumento de quien dijo "No hagas lo que no aceptarías hacer en tu propio país" era: no se trata de sufrir, sino de evolucionar. En México también hay empleos. Claro, la crisis en nuestros países está canija, pero no imposible. Pero más allá de la existencia de empleos, creo que también está atrás, escondida, silenciosa y por tal traicionera, la vergüenza, así como la decepción de haberse esforzado (con estudios o trabajo) tanto, para subemplearse en un país lejano. Se viene con el sueño de una mejor vida, pero como otros paisanos (muchos en los Estados Unidos), para encontrarse conque hay que entrarle de lavaplatos, limpieza o empaquetado de productos.

   Por un lado saltaron los que preguntaron: ¿A qué tipo de trabajos te refieres que NO harías??? Del otro lado saltaron los que dijeron: Ningún trabajo es indigno. Y tienen razón, no lo es.
   Pero seamos sinceros, subemplearse puede llegar a causar crisis en uno. Por un lado, está el cansancio de un trabajo físicamente extenuante, mientras se ven los días, las semanas, meses y puede ser que hasta los años pasar... Te preguntas: ¿Es ésto lo que quiero hacer? ¿Es ésto a lo que vine? ¿Qué pasa si no hay más, REALMENTE quiero hacer ésto hasta la fecha en que pueda jubilarme? Claro que duele y duele más cuando recuerdas quien eras en tu propio país, mientras que acá eres uno más.
   Por otro lado, con el paso del tiempo, a veces te das cuenta que después de la jornada laboral ya no te quedan fuerzas, ganas o ánimo para agarrar un libro y estudiar. Porque, seamos realistas, la posibilidad de ejercer TU profesión o lo que a TI te gusta, sin tener el idioma es, prácticamente nulo. Por lo que estudiar, estudiar y más estudiar será la única respuesta. Pero estudiar por tu cuenta es muy pesado y altamente abandonado porque en parte no hay quien te explique (el holandés común no te sabe de gramática) y no hay quien te demuestre qué tanto vas avanzando en los estudios.

¿Un curso? El problema comienza conque la mayoría de las escuelas de idiomas SÓLO llegan a un nivel bajo del idioma, dígase para empleado de trabajos poco remunerados (ganas lo suficiente para no pedir apoyo del gobierno, pero tan poco que no te queda para nada más) y aquellas escuelas que SÍ te pueden enseñar a un buen nivel (B2), se encuentran en las ciudades más grandes (lo que significa gastar bastante en transporte) y cobran más de mil euros en colegiaturas (A lo que hay que agregar libros y el tiempo de ir a la escuela). Maldices cada que recuerdas cómo te mintieron al decir que tenías un "nivel excelente" de holandés... Excelente para limpiar pisos, porque sólo necesitas entender de dónde a dónde debes limpiar o qué es lo que debes hacer.
   Aparte (y aunque no debería, puede afectar), está en aceptar y hacer público que tienes un subempleo. ¡Ayyy Alba, que babosadas! Claro que lo son, pero como humanos TAMBIÉN nos preocupan las babosadas que NO deberían molestarnos.
   Como dice la frase, No eres tu, soy yo. No es que la familia, amigos, conocidos y hasta los enemigos vayan a decir algo. Al final, sus opiniones vienes "sobrando"... ¿Seguros? Me van a decir que si tienes Licenciatura o hasta Maestría, ¿no les va a molestar decir públicamente que trabajan limpiando casas? ¿lavando platos? no van a pensar ¿"tanta friega para ésto? No debería, pero a veces da vergüenza.
   Es la vergüenza de enfrentar los sueños y esperanzas (a veces ingenuos y completamente ausentes de información), con los cuales se llegó a éste país, contra la dureza y fealdad que a veces llega a enseñar el país de los tulipancitos y los molinos. Son las expectativas a las cuales muchos queremos apegarnos, por las cuales a veces hay que pelear.
   Entre las cosas que dijeron, me gustó mucho quien dijo: Sin esperanza, no crecen los olivos". Porque de menos fuimos hechos y aquí estamos, así que hay que trabajarle y seguir trabajándole, con dignidad. Así, si se es fuerte, luego dices: "Es que me da vergüenza, pero como soy muy macho... me la aguanto" o "Vergüenza es robar, que te miren y volver por más... Y ni eso, cuando hay necesidad". Por lo que levantas la cabeza y sigues adelante con tu esfuerzo.
Vacatures: vacantes de empleo
   O de plano, TAMBIÉN eres fuerte y decides que tu no viniste para eso, regresas por donde apareciste, para probar suerte en la tierra natal. Ahora con la red de apoyo que proporciona TU familia, TU lenguaje, TU costumbres, mientras que vendrá la prueba de tu pareja a ver si puede integrarse, como te integraste tú. Pero tampoco esa es una decisión sencilla. Hay que asumir que los sueños y esperanzas en éste país NO van a ser.
Además, si hay hijos, se complica aún más, ya que no siempre la pareja quiere probar suerte en TU país, o los hijos ya tienen SU vida acá... Ayyyy dolor de cabeza. Como dije, tomar la decisión de regresar no es como hacer agua de limón: agua, limón, azúcar, hielo... ¡ya estás!
   Al final, "sólo el que le menea a la olla es el que sabe lo que hay dentro", por lo que unicamente nos queda suponer las razones que mueven a cada uno a entrarle a trabajar o de plano, a regresarse al país del que salimos ¿Puedo estar errada? Claro que sí, por lo que dejo a cada uno de ustedes el resultado de ¿hasta dónde le llega el agua a sus camotes?

jueves, 11 de septiembre de 2014

Va de nuez...

Hoy en la mañana, mientras forraba los libros que voy a llevar a la escuela, me sentía completamente emocionada y esperanzada, aunque también he de decir que estoy algo nerviosa (¿temerosa, acaso?), de comenzar (otra vez) mis estudios de holandés.
   He de decir que yo ya terminé mi compromiso con el ayuntamiento respecto a mi aprendizaje sobre Holanda y su idioma, es decir, según ellos, yo ya estoy imburgereada (el término es broma), dígase que yo ya estoy integrada a la sociedad neerlandesa.
   Para mayor información (y explicación ) sobre los procedimientos, les sugiero ir al post de Inburgering? NT2? Y éso con qué se come?, pero por el momento sólo diré que yo ya hice el examen NT2 (Conocimiento del neerlandés como segundo idioma) Nivel 1 y lo pasé. Por lo que el gobierno considera que ya cumplió conmigo y yo con ellos.

   Sin embargo, considerando que mi nivel de estudios es universitario, lamentablemente el NT2-1 no me ayuda lo suficiente como para ejercer como comunicóloga, por lo que, a principios de este año, solicité en un centro de educación regional (ROC) información sobre sus cursos de idiomas (en específico, holandés).

   Después de más de un mes de espera, recibí un e-mail en el cual me citaban para darme la información. Me pareció un poco exagerado, digo, ¿No podían simplemente haberme mandado la información de los cursos, horarios y costos por ese  medio? nada, había que ir (cosa que agradezco, digo, que se tomen el tiempo).
    A la entrevista llevé los certificados del NT2 y otros papeles que me solicitaron (me parecían mucho, pero bueno, si la escuela los necesitaba, los llevaba). He de decir que la mujer con la que me entrevisté se sorprendió de lo que yo estaba solicitando (no, no hice mis tarugadas, ni comentarios tontos), ya que pocas personas (sino es que ninguna) había ido a solicitar lo que yo quería (seguir adelante). En gran parte, porque no es "obligatorio", por lo que la gran mayoría de las personas hacen el inburgering examen y algunos el NT2, nivel 1 para obtener la nacionalidad holandesa y comenzar a trabajar.
   Saberlo me desilusionó bastante, ya que realmente esperaba poder llegar al nivel B2, como tanto he peleado (y comentado), pero lo que me sorprendió más es que los cursos eran gratuitos. Y digo ERAN, porque lamentablemente, el gobierno, como en muchas otras cosas, va a eliminar los subsidios que daba para que escuelas como ésta, impartan los cursos gratuitos. Si, GRATUITOS... hasta diciembre del 2014.
- ¿Y si quiero pagar?- No iba a dejar la cosa nada más allí, yo quiero estudiar y lo voy a hacer.
- La verdad es que no sabemos si la escuela va a ofrecer los cursos, aún cobrando por ellos.-
   Sentí que el ánimo se me iba a los pies, ya que la otra opción era la mugrienta escuela donde cursé año y medio y donde tuve más pleitos que gato con la panza para arriba, ya que los maestros era de lo peor, mientras que a la escuela no le importaba nada. Porque pagar un curso en Ámsterdam es mucho dinero para mí, sin agregar que debo gastar casi 10 euros (casi 200 pesos) sólo en desplazarme cada vez que sea clase.
- Si te interesa, hay un curso que terminará en noviembre y llegarán hasta el nivel B1+ - Dígase, un poco más arriba del nivel que se "supone" que tengo...
   Lo más amable posible, le dije que yo quiero el siguiente nivel, por lo que me fui a casa un tanto triste.
   Hace unos días, me llegó una carta con los datos de MI curso (¿Que no le dije que gracias, pero siempre no?). Por pura curiosidad, asistí para ver a qué nivel iba el asunto... Y parece que son como los tamales... De todos los sabores: rojos, verdes, dulces y uno que otro tonto (así se le dice al tamal de pura masa, sin relleno).
   Como quien no quiere la cosa, le pregunté a la docente si podía tomar el siguiente nivel... A lo que me dijo que por el tiempo no podría terminarlo, sin mencionar que va a ser bastante difícil para mi... Pero no dijo que NO. ¡Ya se hizo de mulas Pedro! (Dicen en el rancho cuando se logra algo casi imposible).

   Como podrán imaginarse, estoy muy feliz, por lo que, cuando fui el fin de semana pasado al cumpleaños de mi amiga Martha, le conté la noticia a una amiga mexicana. Quizá por lo emocionada que me vi (Y porque dije que ya no va a haber cursos gratuitos), ella me dijo:
- A lo mejor yo también me inscribo-
- ¿¿Y como para qué quieres volver a la escuela????- La voz casi horrorizada de su hija, que estaba junto a ella, que hasta ese momento estaba platicando con el novio nos sorprendió mucho.
   Yo me quedé callada ante tal reacción, porque esa pregunta jamás ha cruzado mi cabeza. Quizá porque toda la vida la he pasado cerca de los estudios (Idiomas, maestría y luego como profesora), es que no puedo comprender cómo una persona no le interese estudiar o mejorar el nivel en el que está. Menos cuando uno está trabajando en tareas que requieren grandes esfuerzos físicos (más que intelectuales), para ganarse el sustento y no se está a gusto con esta situación.
   Algunos de los que han venido a estas tierras han tenido la suerte de conseguir un empleo en lo que trabajaban cuando vivían en México, otros tantos, como mi amiga y yo, nos hemos tenido que partir la cara en trabajos que antes decía uno: son para los que no estudian. Porque acá, aunque se ve bonito y sencilla la cosa, no se equivoquen, que nadie regala nada, muy al contrario, hay que trabajar y mucho, para conseguir las cosas. Bien recuerdo haber tenido de compañera de clases a quien me dijo haber sido la primera mujer que se graduó de Capitana de buque naviero en su país (disculpen, no recuerdo si era de Polonia o de otro país de Europa Oriental) y que acá trabajaba limpiando cuartos de hotel.

   Quiero agregar aquí que cualquier trabajo es digno, mientras sea legal y que no dañe a otros, así como si se está a gusto en lo que se hace. Pero eso no quita que son trabajos duros, muy duros de hacer. Por lo que, como dicen: "Si no aguantas el calor ¡salte de la cocina!" Y como a mi ya se me está tostando... la paciencia de ser trabajar horas por unos cuantos centavos ¡a moverse mamacita! Porque me queda más que claro que ningún trabajo va a venir a buscarme, por más estudios que se tengan. Además, la verdad, debo decir que me gusta mucho aprender cosas nuevas, retarme a subir, mejorar o simplemente ver si puedo hacer algo diferente.

   Así, estaba hoy en la mañana, forrando los libros (el del curso y mis diccionarios español-holandés), que quiero llevar a la clase. Otra vez, me toca cerrar un círculo:
   Comenzando porque fui de las últimas en presentar el examen de la embajada con un nivel más bajo del actual, por ser de las últimas que podía obtener la visa sin necesidad de casarse, por ser de las últimas a las que el ayuntamiento les pagó el curso de integración/idiomas ¿y ahora? De las últimas en recibir los cursos extras sin costo para mi...

   ¿Qué me depara el futuro? No tengo ni la menor idea, pero si ya una vez me lancé al vacío sin paracaídas (cuando decidí venir a vivir a Holanda), ¿por qué habría de darme miedo volver a hacerlo? Digo, no pasa de que me dé tremendo golpe en caso de que caer, pero si en el proceso aprendo a volar, bien habrá valido la pena, ¿no creen ustedes?

viernes, 5 de septiembre de 2014

¡En Holanda no le echan huevos!

Antes de comenzar con el tema, primero diré como la canción "Ya vine de donde andaba, se me concedió volver... A mí se me afiguraba, que no te volvería a ver...." Y ¡Yija!¡Yija, ¡PUG!, ¡PUG!, ¡PUG! (Eso del PUG se supone que son balazos de gusto, muy al estilo del rancho). Esta entrada va debido a las laaargas vacaciones que me tomé en esto del blog, pero bueno, vamos a lo que nos trujo, digo, trajo:

   Y es que, aunque más de uno haya puesto ojos de espanto, se haya persignado y ya me quiera regañar por grosera, la verdad es que, a mi forma de ver las cosas, es así, como que en los Países Bajos, comienzan el día sin huevos...

   Si, como leyeron, y antes de que digan algo, debo afirmar que no, me da nada de vergüenza decirlo, porque es la verdad (o al menos, así lo veo YO). Al punto de que no sólo, no nos hemos puesto de acuerdo mi marido y yo, sino que ha llegado a causar discrepancias. Yo, como buena mexicana, educada en el rancho, a que es normal comenzar el día con huevos, ¿él? Para nada.
   Digo, toda la vida he escuchado que el desayuno es la comida más importante del día... pero desde que llegué a Holanda, he debido cambiar mis costumbres, porque acá, las cosas se hacen diferentes  y como me han dicho hasta el cansancio: Al país que fueres, haz lo que vieres... ¿O no?


   Hace unos días, vinieron de visita a la ciudad mi tía y su hija, por lo que pasamos un rato juntas, salimos y, como podrán imaginarse, platicamos. Por vez primera, fui a Ámsterdam como guía turístico, lo cual fue una experiencia nueva. Digo, parece que eso de ser novata en eso de recorrer Ámsterdam, ciudad que me queda a unos 30 minutos en tren, ha cambiado a ser la que conoce (o cuando menos, ha estado antes).
   Pasadas las preguntas sobre cómo está la familia por ambos lados, comenzamos a caminar por las calles atiborradas de turistas: nótese que yo ya no me veía como turista, sino como guía especializada (¡Pa' su mecha!, dirían en Veracruz, que bonito se leyó, ¿a poco no???), mientras comentamos las grandes diferencias que hay entre una ciudad como A´ms (Ámsterdam) y la ciudad de México. Donde las 3 vivimos (yo viví allí por 14 años, por lo que bueno, se puede decir que conozco). Luego, tras una rica taza de café, vienen las preguntas más detalladas: ¿cómo es la vida acá? y acaso, la más importante para este blog: ¿Ya te adaptaste a Holanda? Como única respuesta, puede decir que éste es un proceso lento que por momentos es doloroso, pero también increíblemente gratificante.

   Entre las preguntas de la vida cotidiana holandesa, salió la comida (oigan, es un tema importante que muchas veces dejamos de largo, pero que puede obstaculizar nuestro proceso de adaptación a un nuevo país); en específico platicamos de los pannenkoeken, que no son otra cosa que unas crepas medio gordas (o unos hotcakes/pankekes flacos, según como se les quiera ver), ya que en Ámsterdam hay un bote donde, mientras disfrutas de algo tan típicamente holandés, mientras te paseas en el bote a través del canal del Norte.
   Si a caso se preguntarán: ¿Qué tiene que ver con echarle huevos? Bueno es que comenté, que mi marido y yo hemos tenido discrepancias a lo que se les puede agregar para comer. Para él, no ha problema a agregarle tocino y manzana a la mezcla, para finalizar con una miel o sirope (todo junto)... Pero cuando le dije: en casa mi mamá nos daba los quequis (forma cariñosa de llamarle a los hot cakes en mi rancho) con un huevito revuelto encima.
-¿HUEVO?- Su ojos eran de la mayor sorpresa posible. Digo, yo no puse esos ojos ante el tocino, manzana y jarabe de maple, pero él si a algo tan común en México.
-Si, ¿cuál es el problema?- Digo, tengo de los más tiernos recuerdos con un desayuno así.
- Los huevos no son para el desayuno- Fue la respuesta que me dio.
   ¿Como que no empiezan el día con huevos?- Fue lo que me sorprendió.
- ¿Como que no le gustan los huevos revueltos con los hotcakes?- Preguntó mi tía, cuando llegué a ése relato, a lo que simplemente encogí mis hombros- Yo así me gustaban cuando chica.- Lo que me hizo reconocer la importancia del huevo en nuestra gastronomía y más que nada, en mis tradiciones.

   Y si, comprendo que la era moderna (las prisas y la satanización de muchos alimentos por sus efectos "dañinos") nos ha quitado muchas cosas de la dieta diaria . Uno de esos alimentos, lamentablemente, han sido los huevos, pero como buena mexicana, eso no evita que me conozca al menos unas 10 maneras diferentes de prepararlos/comerlos:

 Los huevos se presentan estrellados/fritos, revueltos, tibios, duros, a la ranchera, a la albañil, en torta (omelette), divorciados, con chilaquiles, sopitas con huevo (prácticamente lo mismo que los chilaquiles, pero así les llamamos en sinaloa), motuleños, ahogados... ayyy tantos, tantos más. Bien pueden ir sobre tortillas, tostadas, gorditas, huaraches, bisteces. Además, podemos mencionar los compañeros inseparables con los que mezclamos: Huevos con chorizo (mis favoritos), con jamón, salchicha, tocino; Ayyyy con la Norteñísima Machaca! y ¿qué pero le ponen a mezclarlos con ejotes, NOPALES, cebolla, chilitos, papa, champiñones....?¡¡¡Ya me dio hambre!!!
   Y todos, TOOOODOS, son acostumbrados en el desayuno. bueno, podemos decir que se pueden presentar en el almuerzo (o brunch, para los gringuitos).
   Pero desde que llegué a Holanda, no. Los huevitos rara vez hacían acto de presencia en nuestra alimentación cotidiana, porque, como comenté en el blog "El hambre es canija... pero más el que se la aguanta",  los desayunos más típicos holandeses constan de Té (no café, es demasiado fuerte para comenzar el día, dicen), pan con mantequilla y queso (tipo Gouda, claro está). ¡BUAHHHHH!!!! ¡Extraño mi rancho!
   Claro que va a haber quien me dirá que actualmente por eso del colesterol, las prisas de las mañanas (ya no se diga la crisis económica), los mexicanos ya no comenzamos el día con tantos huevos como antes, pero en mis recuerdos quedarán los desayunos familiares en el rancho con su buen par de huevitos, frijoles, choricito, salsa fresca de tomate (pico de gallo) y su enorme taza de café (con leche para los más pequeños).

   Recuerdo también los tremendos ojos que pelaron mis cuñados cuando se tuvieron que "enfrentar" a un buen desayuno de mercado en Oaxaca:
   Tan pronto uno se sienta, con la cabeza aún pesada por el sueño y cansancio de andar turisteando todo el día anterior... te preguntan: ¿café, chocolate con agua o leche? Tan pronto haces tu selección y sin decir agua va, te llegan con un tazón (no taza, sino tazón de esos soperos) lleno del líquido pedido, humeante, con un aroma tan rico que simplemente de deja hipnotizado, acompañado de pan de yema (riquísimo).
Nada más de acordarme, me entran las ganas de regresarme...
    Cuando estás por levantarte, ya que te sientes lleno, te preguntan: ¿Qué va a querer de desayunar?
-¿Perdooooón? ¿Qué no era ésto el desayuno?- Mientras piensas: "Este tipo está bromeando, ¿verdad?". O de plano, está recordando la canción de a "Taquiza" compuesta por Chava Flores y quien describa a una linda jovencita quien casi arraza con todo el restaurant, para terminar diciendo: Ya vamos a cenar.
- Noooo, ese es el comienzo- Dijo mi hermana- Acá es almorzar pesado.
   Como mis queridos cuñados holandeses son de buen diente, se volvieron a sentar y ordenaron el tamal oaxaqueño, mientras que el otro "Sólo" pidió unos bistecitos...
   El tamal terminó siendo una mostruosidad. No por el sabor, sino por lo deliciosamente enorme (increíblemente grande y créanme que yo no soy de bocha chiquita para la comida). Al cual mi cuñado le dijo igual que a los niños héroes: ¡Murió por la patria! Poniendo muy en alto la gastronomía mexicana (Y me consta porque yo también comí uno y si lo acabé fue más por gula que por hambre), pero más en alto la capacidad digestiva de los güeritos holandeses... No quedó, ¡ni el recuerdo!
   Los bistecitos (que entre los agregados iban sus respectivos frijoles y huevos), no se quedaron atrás en sabor o cantidad. Dejando a la familia política cual perros de rancho: Con las patas flacas y la barriga hasta el piso (Eso sí, con sonrisa de gato que se comió al canario).
   Hasta que uno anda por estos lares y tiene que confrontar costumbres es que se entiende la fascinación que causa a los holandeses el sazón (y la cantidad de comida) latino.

 - ¿Cómo vas a creer que se desayuna huevos?- Fue la pregunta de mi marido. Y siguiendo los consejos de "Al país que fueres haz lo que vieres", guardé mis recuerdos en un lugarcito de mi corazón, creyendo que, si llevaba la contraria estaba, de cierta forma, traicionando mi proceso de adaptación. Después me enteré que a veces si se preparan para el desayuno, pero hervidos y para la mala suerte de mi marido, siempre termina comiendo huevos demasiado cocidos, lo que los vuelve prácticamente, pelotas de golf (son sus palabras, aclaro). Así, los huevos fueron erradicados de mi dieta... hasta nuevo aviso.

   Y el nuevo aviso fui yo, quien simplemente confirmé lo que comentó una amiga psicóloga: "Dicen que nosotros comemos recuerdos". Es decir, que algunos alimentos nos gustan o los comemos, porque se nos enseñó a comerlos (costumbre). Traduciéndose en qué tan fácil te es aceptar un alimento u otro, como puede ser los mariscos (camarones, pulpo, ostiones) y los dentros (corazón, hígado, tripa), ya sea de gallina, vaca o puerco que muchos de los holandeses simplemente abominan, mientras que a ellos no les causa el menor empacho comerse un haring (pescado crudo muy acostumbrado en Holanda) o tienen afición por los drops (dulces hechos con regaliz, que simplemente no me gustan).

   Como comenté anteriormente, no son las grandes cosas los que más se extraña, sino las pequeñas costumbres... Y un día, sin poder más, preparé un domingo huevos ahogados (en una versión muy libre,  he de decir, porque le agregué salchichas y papas), que dejó a mi marido sonriendo y relamiéndose los bigotes (cual gato flaco de barriada).

   Al país que fueres haz lo que vieres, dicen. Claro, pero no olvides tus costumbres, por lo que ahora, los fines de semana se preparan lo llamamos "los sospechosos comunes", que se refiere a unos ricos huevos ahogados., ahora preparados por mi propio marido ¡Porque hay que comenzar el día con huevos!

miércoles, 16 de julio de 2014

Por si las Lluvias (segunda parte)

   La semana pasada comenté sobre mi búsqueda de formas de hacerle un impermeable a la perrita chihuahueña (Chihuahua).

   A falta de conocimiento (dígase no saber dónde conseguir algo bueno bonito y barato) sobre tela para la confección, casi llegué a pensar que debía olvidarme del tema hasta que un día, mi marido me dijo:
-Y si buscas en Het Goed?- ¡Mira tú!, que no se me había ocurrido esa idea, además de que eso me dice que mi marido no está TAN en contra de la idea del impermeable de Nena.  Digo, en caso de estar en contra, habría dejado que yo y mis locuras simplemente se aplacaran a falta de forma de llevarlas a cabo...

    Para quien no vaya entendiendo ni media palabra qué recanicas es Het Goed (se lee en español tal cual: jet jut y se traduce como "lo bueno"), no es otra cosa que una tienda de venta de cosas recicladas. Dígase que la mayoría de las cosas son usadas o donadas por las tiendas ya que no se llegaron a vender.

   En este tipo de tiendas se puede encontrar prácticamente de todo. Desde ropa y calzado, muebles del hogar, libros, aparatos para hacer ejercicio... hasta palos de golf , entre otras tantas cosas raras que se pueden conseguir.
    Acaso más de uno dirá: ¿Pero cómo??? ¿Venta de cosas usadas en Holanda? ¿Que no dicen ser un país de primer mundo? pero pues si, usadas e igualmente vendidas en un país de Primer mundo.
   Este tipo de tiendas surgieron en los años 80 bajo la idea del reciclaje de cosas que están aún en buen estado. Técnicamente hablando no son tiendas de venta de segunda mano, porque ellos no compran los artículos a los antiguos propietarios, sino que recogen como donación las cosas que aún puedan ser utilizables. Tras una evaluación, algunos objetos son reparados y luego son puestos a la venta a un precio mucho menor que los nuevos (dependiendo el estado del objeto, claro está). La idea bajo la cual surgieron este tipo de tiendas es también la de crear puestos de trabajo, mejorar el medio ambiente (con la reciclada) y contribuir con parte de las ganancias a proyectos sociales.
   En algunas esquinas de cada pueblo, así como en las zonas habitacionales de la ciudad, se pueden encontrar depósitos contenedores donde puedes dejar tu ropa o zapatos, así como textiles del hogar dentro de bolsas de plásticos (que a veces ellos mismos te dan para que así lo hagas).

   Igualmente, una o dos veces al año (cuando menos donde vivo), mandan una carta a todas las casas de la zona. En dicha carta solicitan que, de tener cosas en buen estado de las cuales quieras deshacerte, las pongas en unas bolsas de plástico que ellos incluyen, para que dejes en cierta fecha (que ellos especifican) la bolsa con lo que quieras donar . En el día especificado, ellos pasan con un camión para hacer la recolección y así agregar nuevos artículos a sus ventas.

   Lo cual es bastante práctico, ya que acá la gente realmente se hace de un nuevo guardarropa cada cambio de temporada y como no hay mucho espacio, vestuario que a veces no tiene casi uso, evita terminar como basura o amontonado en el armario de la casa, hasta que casi casi tienes que entrar a tu habitación con una pala y una carreta (o de plano con un GPS, para evitar perderte allí adentro).

   ¿Y que pasa si ya no quieres una lavadora o un piano (si, PIANOS, salas, camas, es decir, muebles u objetos grandes)??? Ahhh, pues ellos tienen un número telefónico a donde te puedes comunicar y ellos pasan a recogerlos hasta la comodidad de tu hogar, totalmente GRATIS.
Artículos que se usan por un tiempo
Artículos que de otro forma, terminarían en la basura
   ¿A poco no está buena la idea? Digo, a veces quieres cambiar la mesa del comedor o renovar algo de la recámara y te enfrentas al problema de qué hacer con los artículos viejos, porque no siempre los puedes vender vía los anuncios oportunos (del periódico o internet) o no saber dónde o con quién acudir para donarlos. Pero que a veces puedes considerar un desperdicio el botarlos a la basura.

   Cuando fui por primera vez a este tipo de tiendas, me recordó cuando vivía en la Ciudad de México, donde a veces también había puestos en el mercado sobreruedas que vendían ropa, zapatos, accesorios de vestuario y hasta uno que otro juguete para niños usados. Alguna gente ve ésto como algo poco higiénico y hasta degradante, pero como dice mi madre; "La necesidad hace herejes", además, me pregunto: ¿Es degradante darle una pequeña ayudadita al mundo al RECICLAR, así como darle más tiempo de vida a objetos que nos pueden servir?

  Además, en casos de que tu economía no ande tan rimbombante, bien puedes ir a darte una vuelta y hacerte de una que otra cosita en buen estado o de plano, jugar con lo "vintage" en tu decoración. Sabiendo que estás ayudando a la ecología al reciclar algo que, de otra forma, se agregaría a las toneladas de basura que generamos diariamente.

   Ahora bien, he de decir que en mi rancho, la verdad es que no me tocó verlos (no dudo que puede haber, simplemente digo que YO no los conocí), salvo UNA tienda de ropa de segunda mano, pero la pobre, aún cuando le pusieron un nombre elegante a comprar usado (bajo la etiqueta de Vintage). La gente simplemente NO entraba, acaso con esta idea de considerar corriente y/o degradante el no poder comprarte lo más nuevo (aunque sea de la tienda de importacosas con calidad muy, muy deficiente). ¿Acaso porque estaba cerca del centro y ALGUIEN podía verte? ¿Cómo??? Pero pues bueno, la tienda, como podrán imaginarse, quebró.
   Y podrá molestar a más de uno que aquí lo diga, pero recuerdo que más de una vez oí decir de algunas mujeres en Sinaloa: "No tendrán nada entre el ombligo y el espinazo, pero allí las ves con ropa de diseñador". Simplemente la idea de comprar algo usado por otra persona es impensable, más con la proliferación de esas tiendas de importación de muy bajo costo (y muchas de las veces calidad).

   Yo, para bien o para mal, no me da empacho meterme a una tienda de diseñador ( a ver, porque los precios a veces son medio agresivos con mi bolsillo), como tampoco entrarle a la tienda de superdescuento (de esas tiendas de rompe y razga, como decían las viejitas). Lo que me gusta, me gusta, sea caro o barato y lo compro, por lo que, acompañada de marido y Nena (ohhh si, muy tienda de usados, pero yo iba cual Paris Hilton con chihuahueño en brazos), me di a la tarea de encontrar un pedazo de tela (o ropa) que pudiera usar para la confección del dichoso impermeable de Nena.
   Si, estaba buscando la tela, pero eso no impidió que repasara cada pasillo y objeto en la tienda (digo, nunca sabes cuándo encuentres algo interesante), como tampoco evitó que saliera con un molde refractario y un destapador de botellas (que mi marido pensaba dejar regalado donde practica en la orquesta), todo esto por poco menos de 2 euros (unos 36 pesos mexicanos), pero sin lo que yo buscaba...
   Por momentos, me sorprendía lo  que se llega a encontrar en estas tiendas, primero porque me preguntaba... como por qué el dueño original lo compró (como por ejemplo los monociclos o los cascos de soldados),  otros brincaba la pregunta: ¿en serio alguien va a comprar una ancla de barco? Pero como a veces me decía mi padre: "¿Sabes por qué hay tela amarilla en las tiendas de telas? porque hay quien la compra" Y aunque suene esta lógica de lo más simple o tonto, tiene razón, de no haber quien compra, no habría quien la vendiera...

   Así iba yo, con sentimientos encontrados. Feliz por mi refractario, pero un tanto decepcionada al no haber encontrado nada que pudiera usar para mi proyecto "Por si las lluvias"... hasta que llegué a una carreta.
   Si, como leyeron, una carreta, de esas de madera que eran jaladas por caballos y que se usaban para llevar y traer cosas. Pues bueno, en dicha carreta ubicada junto a las cajas de pago, usada como contenedor de ropa, allí estaban unos pantalones impermeables, éstos por ¡1 euro!
-¡Ya se hizo de mulas Pedro!- Fue lo que que grité al verlos.
   Los que estaban alrededor me vieron como si se preguntaran si yo era loca peligrosa, pero no me importó, ya tenía el material para el poncho y eso era lo importante. Mi marido, sonriendo victorioso, comento:
-Te dije que aquí encontrarías algo, ¿no?- Y bueno, lo dijo.

   A la fecha aún estoy en el diseño del impermeable, quizá luego les ponga las fotos de todo el proceso, pero por el momento estamos mi marido y yo trabajando en la casa (arreglando la cocina, así como la sala), por lo que no me he podido sentar a planear formalmente cómo voy a hacer lo que quiero, pero debo apurarme ¡por si las lluvias!