martes, 24 de septiembre de 2013

Zaanse Schans...

   Desde hace un tiempo, había estado queriendo mostrarles algo que realmente, tengo la suerte de tener bastante cerca... y sí, cerca también en el sentido holandés (algo que no te toma más de 15 minutos en bicicleta)... Zaanse Schans.
   Y bueno, sé que he dicho que no voy a ser un guía turístico, pero REALMENTE este sitio vale la pena que lo conozcan, por que en esta ocasión me he dado a la tarea de visitarlo (uyyy como si lo que me faltaran fueran excusas para andar de pata de perro con mi cámara), así como de investigar vía internet y preguntar a quienes andan acá.
   Como casi cualquier persona que llega de turista a Holanda (y los que vienen también a radicar), lo primero que llegué pidiendo a mi marido era visitar Ámsterdam (que yo ya conocía, pero bien vale cada visita), pero MÁS que nada, ver molinos, molinos y más molinos. Digo, ya hablé de los Tulipanes, que es otro de los más grandes representantes de Holanda, así que ahora le tocaba a los ¡¡¡MOLINOS!!!!
- ¿Segura que quieres ver molinos?- Móndrigo de mi marido que me estaba toreando (molestando de broma).
- SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!, digo, sí hay que viajar mucho, bueno, podemos dejarlo para un fin de semana.
- La verdad, están muy lejos, pero parece que tienes muchas ganas. Ok, vamos- Tomó las llaves del auto y abrió la puerta, pero antes de que el tocara la puerta del automóvil, yo ya estaba maquillada, peinada, con botas, chaqueta y una sonrisa de gato que se había comido el canario (¿Recuerdan el gato de Alicia en el país de las maravillas? Bueno, yo sonreía MÁS).
- ¿En serio? ¿Están muy lejos? ¿No deberíamos llevar algo de comida para el camino?
- ¿Quieres esperar?
   Y casi por un acto de teletransportación, yo ya estaba sentada en el auto, con el cinturón de seguridad y la  cámara lista para tomar fotos- Nop, vámonos.
   Cuando creí que mi marido iba a entrar a la autopista... comenzó a andar por callejuelas del pueblo que está cerca de la casa...
- Pero tu me dijiste que íbamos a los molinos... - La sonrisa se iba derritiendo cual chocolate bajo el sol ¿Dónde estaban mis molinitos???? ¡¡¡BUUUUU!!!
- ¿No quieres ver las casas típicas de la zona?
-Emmm, la verdad, NO, bueno, no por el momento- Comprendan, yo estaba ansiosa por ver molinitos y este canijo me mostraba casitas (muy lindas, pero ¡NO eran molinos!).
- Alba... ¿Ya viste del otro lado del canal?
-Ya te dije que las casitas están bellas, pero ¡¡¡quiero ver MOLINOS!!!
-Alba, ¡MIRA ALLÁ!
   Allí estaban, del otro lado del canal... Molinos. MIS MOLINOS (ok, no míos, pero por las ganas de verlos bien podría parecer que lo eran).
   Uyyyy, desde ese momento yo parecía pulga en metate caliente, nada me tenía quieta dentro del carro hasta que nos estacionamos en el sitio y comenzamos nuestro recorrido...

   Zaanse Schans se encuentra a tan sólo 20 minutos en tren desde la Estación Central de Ámsterdam (más otros 20 minutos caminando), por lo que es un sitio que se ha convertido en una parada más de los recorridos OBLIGATORIOS cuando se está en el área de Ámsterdam (Holanda del norte), al punto de que cada año es visitado por aproximadamente unas 900 mil personas.
   Cuando se llega por el lado del tren... antes de llegar hay que cruzar el puente Juliana (puente nombrado en honor de la abuela del actual rey de Holanda), y junto al puente... 
Vista 360° desde el puente Juliana                                                            Foto: Alba Salgado
El primer molino: De Bleeke dood.
   Si, la mayoría de los molinos fueron bautizados con algún nombre o apodo. Y en el caso del primer molino, según me dijo mi taal coach (maestra de apoyo para el aprendizaje del idioma), éste adquirió el nombre ya que era (ok, aún está, pero ya no hace molienda de forma continua) de harina de trigo, por lo que aquellos que allí trabajaban, iban muriendo porque el polvo (harina) se metía en sus pulmones, a la vez que las caras eran blancas, cubiertas por la misma harina... De allí el nombre: La pálida muerte.
   El puente Juliana, es levadizo, ya que éste (El río Zaan), es la entrada a la zona alimenticia industrial, por lo que siguiendo la tradición, los productos son transportados por barcos. Ya allí, se procesa, por ejemplo, el cacao... ¡¡¡EXACTO!!! Mientras se va caminando, uno puede percibir el olor a CHOCOLATE!!!! ¡¡ÑAMMM!!!
   Así, con el riquísimo olor de fondo, fuimos entrando a Zaanse Schans...


   A la entrada, puede uno ver una calle principal y a ambos lados, muchas casitas antiguas, con el color verde obscuro y la forma típica de la zona, a la vez que los bellos canales. Todos se encuentran allí, cual si hubieran estado allí desde siglos atrás...
- Pues no- Mi marido me sacó de mis pensamientos.
-¿Cómo va la cosa?- Yo allí ya no entendía
   Y bueno, resulta que NINGUNA de las casas o molinos que allí se encuentran estaban antes de 1961. Antes (siglos atrás), ésto era zona del lago (Ya he hablado de los Polders). SI, este sitio tan hermoso era... bueno creado recientemente.
   Como pueden leer, las casas, granjas y molinos fueron TRAIDOS, previa restauración, desde otras áreas de la zona. De hecho, luego me enteré que una de las casas cercana a donde vivo, será instalada aquí para su próxima exhibición, ya que los dueños querían usar su terreno para vender y construir una nueva casa... Así que... vamos con mudanza de la casa o como dicen en mi rancho: "Con sus chivas para otra parte".
   Una cosa que hay que recordar (si no es que es saber), es que las casas antíguas en Holanda eran construidas de madera (ok, la mayoría), por lo que se vuelve más fácil desarmar o desconectar los cimientos del resto de la casa y así, trasladarla a su nueva ubicación.
 -¿Y los molinos?- Yo veía más sorprendida alrededor. Nada había estado allí.
- También fueron removidos de antiguos polders y re ubicados acá.
-Wooow- Sip, si quieren ustedes también pueden decirlo, porque yo estaba maravillada.
   Cada uno de los molinos que allí se encuentran fue utilizado para una actividad específica diferente. Uno es molino de especias, otro era para cortar madera, otro para elaborar mostaza... etc.

   A la fecha, se está construyendo un molino NUEVO, pero siguiendo las características de los molinos tradicionales. Sin embargo, el bendito tiene años en construcción.
   Así, sumergida en una atmósfera que te lleva al pasado, se pueden ver casitas, molinos y hasta Granjas en los estilos antiguos.
   Cerca de la entrada se encuentra la réplica de la primera tienda que Albert Heijn abrió en Holanda. Para quien no sepa, AH es la cadena de supermercados más grande de Holanda que inició en el año de 1887, cuando el hijo de un vendedor de comestibles (Albert Heijn, de allí el nombre de la tienda), a la edad de 21 años, comenzó a hacerse cargo. Tan sólo 8 años después, abría su primera sucursal en el pueblo de Purmerend (antes mencionado en el blog de los Polders). Y de allí, lo demás es historia...
Réplica de la primera Albert Heijn.

   Dentro de la casa/tienda se pueden ver en el más puro estilo antiguo, los sacos, vitrinas y pesas de la época. Casi todo es para exhibición y no para su venta... salvo los dulces de canela, así que yo salí con mi dulce y una sonrisa que iba de oreja a oreja.


   Después de la visitada a la réplica de la tienda uno puede pasear entre las casas antíguas, sus canalitos, las granjas... los museos.
Molino que me recordó mis gallinitas...
   Y antes de que más de uno me respingue eso de los museos, he de decir que más que museos son el tipo de granja/molino que eran- Y aunque en Kinderdijk (otro pueblo cercano a Gouda), es el sitio con más molinos JUNTOS en el mundo (18 en línea). Zaanse Schans cuenta con 8, muy bien rehabilitados y en perfecto funcionamiento:
Uno de especias, 3 de aserradero,3 de aceite, uno de pinturas y uno de mostaza.

   Casi a la entrada, se puede entrar a el molino de especias y ver el funcionamiento, así como leer la importancia que tuvieron las especias durante los años dorados de Holanda, cuando el comercio de especias fue uno de los más importantes a nivel internacional.
   Una de las cosas interesantes a saber es que la piedra que vemos en la foto NO HAY EN LA ZONA. Así es, rara vez van a encontrar piedras que no hayan sido traídas para la construcción, por lo que tremenda piedra para moler, debía ser transportada vía canales hasta el molino.
Moldes hechos de madera de las tradicionales galletas holandesas.
   Dejando la rivera del río Zaan (Y la impresionante vista de las casas, en la otra orilla), se encuentra a unos cuantos metros la fábrica de queso/tienda, donde puedes recibir la explicación (en holandés e inglés), del proceso de fabricación del queso típico Holandés. Allí, te dan a probar de TODOS los tipos de queso que hacen y venden (así como los típicos stroopwafels). ÑAMMMM!!! ¡Rico! A la vez que las vendedoras andan con la ropa típica de la zona de Volendam. (¡oooh si!, ¡con ropita estilo La Lechera de Nestlé, con sombrero tipo la Novicia rebelde y toda la cosa!!!)

   Unos pasos más allá, se puede entrar a la fábrica de Klompen (que nosotros conocemos como suecos), donde de forma repetida podemos ver cómo se hacen los zapatitos de madera, a la vez que a la entrada se muestra un poco de la historia de los Klompen, así como los diversos tipos de zapatos que se han hecho, dependiendo de la región y de la loquera de quien los hizo.

   Además, éstos también se pueden comprar allí mismo, en diversos colores y diseños. He de decir que tan sólo verlos en maravilloso, pero el poder probártelos... uyyy. ¡¡¡Es todo un espectáculo!!!

   Entre canales y puentecitos, hay otras casas, en unas venden recuerditos, mientras que en otras muestran la tradicional cerámica azul (Delft). Igualmente, se puede visitar el museo Zaans, una construcción más bien de diseño moderno/industrial donde se presentan muebles, pinturas y objetos relacionados con la historia de los molinos. 
   Hasta hace relativamente poco tiempo, el hermano del actual rey de Holanda (Friso), era uno de los principales promotores y apoyos respecto a ésta zona, pero lamentablemente hace unos años, éste sufrió un accidente en una avalancha, que lo puso en estado de coma (Aunque muchos hablaron de muerte cerebral). El pasado 12 de agosto del presente año (2013), el príncipe murió.
   Y si se andan preguntando como que a ustedes qué les importa... Pues el problema es que, el nunca bien ponderado señor, promovía el apoyo económico y tras su muerte, en septiembre, han anunciado que se recortará (O acaso eliminará ) el apoyo/ subsidio que se le daba a la zona, por lo que ésta corre riesgo de tener que comenzar a cobrar su acceso (Sólo se paga la entrada a algunos de los molinos) o de plano, cerrase, por falta de dinero... ¿Cuál será el desenlace de esta historia? No lo sé, lo que si puedo contarles es que si andan por los alrededores (Ámsterdam), bien vale la pena darse una vuelta.

1 comentario:

Eleonora dijo...

Muy buen relato, con mucha información. Estoy preparando mi viaje a Amsterdam y ya estoy inclyendo Zaanse Schans en mi itinerario.